Del cuaderno de apuntes del Gato-Perro: «Depende»

 

 

En una comunidad zapatista, en el salón de clases, la promotora de educación le pregunta a la niña autodenominada “Defensa Zapatista”, si hizo la tarea.

En la morraleta de la niña se alcanza a ver la cola del gato-perro, seguramente resguardado del frío que viste esa mañana.

Defensa Zapatista se pone de pie y dice:

Eso depende maestra

“¿Cómo que “eso depende”?, no entiendo”, pregunta la maestra casi como un reflejo.

Defensa Zapatista suspira resignada, pensando hacia sus adentros “pues ni modos, le tengo que dar su clase política otra vuelta a la maestra

Sí, por ejemplo”, dice la niña mientras mira de reojo si la sombra de la ceiba le indica la hora de la salida, “ahí tiene usted que hay una compañera que se llama doctora y se “apedilla” margarita.

Apellida”, trata de corregir inútilmente la promotora, “Se dice “apellida”

Eso pues”, replica Defensa Zapatista que no está para nimiedades, “entonces se llama doctora, pero hay muchas que son doctoras, o doctores, según.  Porque por ejemplo está el Doc, que una vez el SupMoy le preguntó si sabía curar y el Doc dijo que no y entonces el SupMoy puso su ojo así, o sea que así pone su ojo el supMoy cuando se embravece.  Y entonces el SupMoy le dijo “pero entonces no eres doctor”.  Y entonces el Doc lo volteó a mirar al SupGaleano como pidiendo apoyo, pero el SupGaleano se puso a fumar en su pipa o sea que se hizo pato.  Y entonces yo le expliqué al SupMoy que es Doc pero le falta el apedillo, o sea que es el Doc Raymundo, o sea que no sabe curar con medicina, sino que dice “ánimo” cada tanto aunque esté muy triste la situación, aunque viera que lo inyectan ya va ser que dice “ánimo”.

  Bueno, de ahí que una día vino la Doctora Margarita, que no se siempre se apedilla “margarita”, porque a veces es “margara”, según si te da pastilla o jarabe o inyección.

  Bueno, de ahí que yo me llevaron con la doctora, que para que me checa, así dijo mis mamaces.  Y entonces, pues ahí estoy y entonces lo miro que ahí está como quien dice el arma criminal, que sea unas inyecciones que tenía la doctora en su mesa, y que llega en mi pensamiento que le voy a echar clase política a la doctora, para que entienda pues la lucha.

  Y entonces le dije a la doctora que tenemos que apoyarnos como mujeres que somos y que no debemos hacernos mal entre mujeres.  Y la doctora nomás puso cara de que sí entendía pero yo claro lo vi en su ojo que no entendió nada.  Y entonces le dije que por ejemplo las inyecciones son un mal o un bien, depende.  Por ejemplo, son un mal si le pones una inyección a una niña, porque, a ver, ¿usted cree que voy a poder patear el balón si me duele la pierna porque me inyectaron?, no, ¿verdad?

  Pero por ejemplo las inyecciones son un bien si lo inyectan por ejemplo al Pedrito, que el muy maldito siempre me está burlando que las mujeres no sabemos fútbol y que somos “endebles”.

  Yo no sé qué cosa es “endebles” pero rápido lo miré que el Pedrito no está respetando como mujeres que somos y ahí nomás le di un zape de endeble para que no ande mal hablando.

  Bueno, de ahí que la doctora me quiso echar la plática política de que sí sirven las inyecciones, pero depende, le dije.  Y entonces le dije que como mujeres que somos nos tenemos que apoyar y que nada de inyecciones a las niñas, nomás a los niños y si chillan pues un su zape para que tengan por qué y no porque les están haciendo un bien con la inyección.  Y entonces le expliqué a la doctora que a las niñas, sólo pastillas y jarabe, pero sólo si el jarabe no está amargo.  Si está amargo debe tener un su letrero que diga “sólo para niños”.

  La doctora nomás se reía, o sea que creo que no entendió bien la clase política porque luego le dijo a mis mamaces que me toca la vacuna de no sé qué.  ¿Usted cree que va a avanzar la lucha de cómo mujeres que somos si no entiende la doctora?  Pero, nada, que me inyectan, y me dolió mucho y anduve renca un buen de tiempo pero no lloré… bueno, sí lloré un poco, pero fue porque me dio coraje que nos falta de la política para la lucha.  Y ya no fui a entrenar, así que si luego sale que no se completa el equipo rápido, pues ahí está que es su culpa de no entender la política.

  Bueno, de ahí que pues me fui a platicar con el señor ése que se llama “cherloc” y se apedilla “Jol-mes” (nota: en tzeltal, “jol-mes” quiere decir cabeza de escoba y es una planta que luego la usan para hacer escoba y barrer las champas), que es un poco raro que así se puso de apedillo, pero creo que es porque tiene cabeza de escoba de por sí.  Bueno, ese Jol-mes tiene de compañía uno que se llama Doctor y se apedilla Waj-tson, o sea pelo de tortilla, y pobrecito siempre tiene cara como de que no entiende y rápido se ve que no lo quiere al gato-perro porque le da la vuelta.  Bueno, de ahí que en otra vuelta te cuento de eso maestra, porque si no se me va a ir el día en la explicación política.

  Entonces, maestra, si usted pregunta si hice la tarea es que no está cabal la pregunta porque, como ya expliqué, depende.  Por ejemplo, “Sup” es un nombre, pero falta el apedillo.

  Porque ahí está que si el apedillo es Moy, pues ahora sí que ya la amolamos porque el SupMoy no apoya y me dice que tengo que obedecer a mis mamaces.

  Pero por ejemplo si el apedillo es “Galeano”, pues ya es diferente porque el SupGaleano sí apoya de resistencia y rebeldía, y deja que el gato-perro se duerma en su computadora y nos comamos las mantecadas que se roba de la cooperativa.

  Claro el SupGaleano dice que no las roba, sino que las toma prestadas, pero yo lo sé que no las regresa.  ¿Cómo las va a devolver si ya nos las zampamos con el gato-perro aquí presente? (el gato-perro mueve la cola).

  Bueno, de ahí que yo le pregunté al SupGaleano si a él le han puesto inyecciones y el SupGaleano me dijo que en la comandancia no se pueden decir malas palabras.

  O sea que yo entendí que “inyecciones” es una mala palabra para el SupGaleano, pero la doctora Margarita dice que no es mala palabra.  Ahí se ve claro que las inyecciones son malas palabras depende si te inyectan a ti o al Pedrito, que el muy maldito me vino a acusar que le di un zape y que era violencia de género, ¿va usted a creer que así dijo?  Yo le expliqué a mis mamaces que sólo me defendí porque el Pedrito me insultó o sea que como quien dice le apliqué la equidad de género.  Y mis mamaces, pues, ¿cómo le diré?, le falta pues para entender la lucha de cómo mujeres que somos y me castigó que no voy a ir a entrenar y entonces yo le dije que iba en su cuenta si no completábamos el equipo, pero ella nada que qué equipo ni qué nada, que tengo que hacer la tarea.

  Entonces yo me salí a hacer la tarea y lo llevé un mi cuaderno de apuntes y entonces ahí tiene usted que el gato-perro, aquí presente, se acostó en el cuaderno y anda vete, ¿tú lo crees que vas a poder moverlo al gato-perro si ya se echó a dormir?  Nuncamente.  Si nomás te acercas un poco y hace su gruñido ése que en lenguaje de gato-perro quiere decir “si me quitas, vas a morir”.  Entonces pues yo pensé que para qué me voy a morir si todavía estoy niña y falta que críe.  Y el SupGaleano me contó un día que no sirve morirse, que es muy aburrido estar muerto, que nomás no pasa el día.

  Y un día el SupGaleano estaba viendo unos videos de unas personas que no se mira bien qué son, pero están explicando que luchan porque se respete su modo.  Y yo le pregunté al Sup si son hombres o son mujeres, y el Sup me respondió: “Depende”.  O sea que el caso o cosa, según, es que no basta con lo que se mira o se oye, sino que hay que tomar en cuenta muchas cosas y que hay que escuchar, así dijo el Sup.  Porque, por ejemplo, si a mí me miran, piensan que soy una niña que estoy así nomás, que acaso estoy pensando nada.  Pero viera que me preguntan, pues primero les digo que me llamo “Defensa” y me apedillo “Zapatista”, y pienso muchas cosas.  O sea que depende.”

Durante toda la perorata de la niña, la promotora de educación ha puesto cara de resignación.  Pero respira aliviada cuando ve que el Pedrito, sentado adelante, levanta la mano con insistencia.

La maestra aprovecha un respiro de la niña, y dice:

  “A ver Pedrito, qué tienes que decir”

El Pedrito se levanta y alega:

“Creo que Defensa Zapatista no entendió lo que quise decir, porque cuando alguien dice “endeble”, depende del contexto…”

La niña miró al Pedrito con cara de “me las vas a pagar maldito”.

La maestra ya se resignaba a escuchar uno de los derroches de erudición del Pedrito, cuando sonó la campana de salida.

Todos salieron corriendo, con Defensa Zapatista delante de todos.

Ya afuera, la niña sacó al gato-perro de la morraleta y le dijo al oído: “parece que nos salvamos

Entonces vio a la promotora hablando con sus mamaces, y agregó: “bueno, depende”.

Y se fue corriendo a buscar el balón de reserva que el SupGaleano le guardaba en la comandancia a cambio de que no se supiera nada del misterioso caso de las mantecadas desaparecidas, que ya investigaba, sin mayor trascendencia aparente, Elías Contreras, comisión de investigación del ezetaelene.

Doy fe:

El gato-perro.

SupGaleano, Diciembre de 2017

 

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