En torno al encuentro-marcha del 1-1-18 sobre Santiago Maldonado

Apuntes de co-investigación en agitación

(líneas de co-reflexiones y sentipensares compartidos)

 

“es claro que a nadie le basta con que le expliquen los procesos;

 no hay más remedio que vivirlos, y al vivirlos es como se aprende,

pero también es como se cometen errores y se pierde el rumbo”

Mario Levrero

 

2-1-18, Bolsón, en torno al encuentro-marcha del 1-1-18 sobre Santiago Maldonado.

 

La cuestión del flujo, crecimiento y reflujo de las organizaciones y protestas se reactualiza en cada escenario y circunstancia en los que el horizonte comunitario-popular se manifiesta o convoca. El somos pocos, el somos menos de los que supimos ser, cómo multiplicarnos y llegar-interpelar-involucrar más amigxs–compas es una constante.

La necesidad de expansión y el achicamiento en la cantidad de personas que vienen participando en el proceso-conflicto abierto a partir de la desaparición-asesinato de Santiago Maldonado por parte del Estado seguramente albergue varias razones. El consenso por arriba –empresarial, mediático, político y de peritajes- sobre lo sucedido el primero de Agosto monta una “postverdad seudo-tranquilizadora” en ciertos sectores sociales y refuerza la desazón e impotencia en muchos de los que (aún sabiendo de las arbitrariedades del Estado y sus estructuras jurídicas) venían habitando los encuentros y reclamos de justicia. Reflujo,  sensación de desgate y derrota.

Pero también podríamos atribuir la merma en los participantes a cierto distanciamiento e incluso vuelco hacia otros lugares (como el acampe en Villa Mascardi que visibiliza la lucha y denuncia el asesinato de Rafael Nahuel o la participación en actividades similares pero en Lago Puelo) debido a que en muchas ocasiones, en el Bolsón, se terminó con enfrentamientos entre manifestantes y las fuerzas de seguridad e incluso en una oportunidad se tomó la municipalidad sin consulta ni consenso colectivo; toma, que el mismisimo diario Clarín anunciaba antes de que suceda.

Más allá de los diferentes motivos, lo cierto es que habitó en el clima del encuentro y en la voz de los oradores la necesidad de multiplicarnos y sembrar consciencia participativa.

La circulación de la palabra y el acercamiento de integrantes de las comunidades mapuche, además de dar contenido, abrir senderos para rumiar algunas cuestiones, nos dejan –a partir de ciertos comentarios- una sensación de distancia; una sensación de un nosotros y un ustedes marcado que se desprende de algunos discursos. Un nosotros mapuches y un ustedes que apoyan y acompañan. Unos descendientes y originarios, herederos legítimos de un saber y un territorio, hijos de la tierra con espiritualidad ancestral que saben cuidarla y son por imposición parte del Estado Argentino; y otros ciudadanos que pagan impuestos solventado al Estado y sus represoras fuerzas de seguridad, que son solidarios, acompañan pero no saben ni conocen mucho de la historia y cosmovisión mapuche.

También se realiza una comunicación telefónica con el Lonko Jones Huala quien desde la prisión planteó la importancia de la lucha anticapitalista y de mantenerse firme sin dejarse quebrar.

El miedo es tematizado de diferentes maneras, y aparece negado en algún discurso y asumido en otros, pero siempre acompañado con la necesidad de seguir y de que no nos detenga.

Se plantea la importancia estratégica de tener presencia y generar presión en Bariloche debido a la situación de Villa Mascardi y la dilatación del juicio al Lonko Jones Huala.

Luego se marcha hacia el casino de sub-oficiales y el grueso de los cánticos hacen referencia al terrorismo y la violencia asesina de las fuerzas del estado.

Finalmente, de regreso a la plaza, se retoma la necesidad de construir una jornada anti-represiva, coordinada con agrupaciones de Chubut y Bariloche, y se propone efectuarla el 13 de Enero ya que el 11 y 12 Enero de 2017 se dio una represión y balacera.

 

Entre algunas apuestas-propuestas y sentipensares nos quedan flotando:

 

La tarea de socializar la historia, la cosmovisión y espiritualidad del pueblo Mapuche podría ser tomada como una cuestión y responsabilidad colectiva a través de diferentes formas, talleres y dispositivos ya que todos nos enriqueceremos con ese intercambio.

La politización, elucidación y activación de broncas, frustraciones y malestares que genera el sistema hegemónico en los diferentes estratos sociales no debería ser descuidada, y no es menor la búsqueda y revisión constante de las estrategias que nos damos para conectar y comunicarnos con las distintas personas y grupos, con los diferentes sujetos en lucha o sujetos de la crisis.

La necesidad de que la lucha se articule con otros sectores y sujetos en lucha para que crezca y no se caiga. Enredarse en causas comunes tomando conciencia que el problema de la tierra se conecta con la mayorías de los conflictos que nos atraviesan en el capitalismo; sea el loteo en el Mallín Ahogado, las mineras, centrales nucleares o la situación de radio Alas, que hoy no tiene espacio físico desde donde operar puesto que no le han renovado el contrato.

Abrir así el conflicto sobre la tierra para que no quede sólo como una cuestión Mapuche, sino que pongamos el acento en la causa común tomando incluso el propio cuerpo como territorio en disputa. La tierra es una necesidad de toda la humanidad y todxs somos ecodependientes de la misma, tanto para vivir como para desarrollarnos; y si bien consideramos como legítimo el reclamo de los territorios por parte de sus habitantes originarios frente a los Estados que ingresaron con arma y fuego y las empresas que entraron con dinero y contratos fraudulentos, entendemos que la lucha es por la comunicación de la tierra, por la transformación agraria y agroecológico, por el cuidado, preservación, reforestación y la convivencia armónica en y con misma.

Consideramos entonces la relevancia de hacer causa y construcción con los nudos y malestares que genera el Sistema capitalista para aprender a construir en común y tener mayor expansión y fortaleza al momento de protestar y defendernos contra el avance del capital.

 

Diseminando a Marcos, 2 de enero de 2018.

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