Fin a la masacre del pueblo kurdo y otros pueblos del norte de Siria

“¿Qué harías si alguien fuera a tu casa y te atacara? Por supuesto que te defenderías. Nos defenderemos, no estamos para rogar a los demás”
Salih Muslim, representante kurdo del PYD

Nuevamente retomamos la palabra, aquí en el México de abajo, para hacernos escudo contra las amenazas de invasión militar del régimen dictatorial turco en contra de las hermanas y hermanos del Norte de Siria y sus esfuerzos por construir un sistema de vida democrático con justicia, equidad y convivencia armónica entre los pueblos. Hablamos de las poblaciones kurda, árabe, yazidi, armenia, caldea, circasiana, turcomana y de otros pueblos que conviven pacíficamente en el rincón más seguro del matadero sirio: la región del Rojava y su democrática Federación del Norte de Siria.

Probablemente hayan escuchado hablar del Estado Islámico. Es un grupo terrorista muy nombrado por los medios de comunicación oficiales de todo el mundo: se trata de un enorme grupo paramilitar que nació entre Siria e Iraq, realizando  muchísimas masacres y otras atrocidades como el secuestro de miles de mujeres para usarlas como esclavas sexuales, aunque se ha vuelto famoso por sus frecuentes y feroces ataques terroristas contra civiles en el corazón de los países occidentales. En los titulares frecuentemente escuchamos a algún presidente de países como Estados Unidos, Rusia, Francia o Reino Unido hacer declaraciones grandilocuentes contra este grupo que se dice islámico, aunque use al Islam como pretexto de conquista y aniquilación de la vida ajena. Eso se dice en los medios, pero en la vida real, fuera de las pantallas, la lucha contra el Estado Islámico ha sido llevada a cabo, especialmente en los últimos cuatro años, por las fuerzas de autodefensa de la revolución de Rojava, estas mismas que el gobierno de Turquía pretende aniquilar: las guardias populares de las Unidades de Defensa del Pueblo (YPG) y de las Unidades de Defensa de las Mujeres (YPJ), aliadas con milicias de pueblos árabes en las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF), son los que han puesto de rodillas al Estado Islámico, liberando a cientos de pueblos que se encontraban bajo el control  mortífero de estos violadores y asesinos.

Hace pocas semanas las SDF tomaron casi del todo Hajin, la última ciudad en mano del Estado Islámico. El día siguiente el gobierno de Turquía, financiador y aliado estratégico de este grupo terrorista, declaró como inminente la invasión de Rojava. A los pocos días el presidente de Estados Unidos anunció la retirada de las tropas yanquis del  norte de Siria y la venta de ochenta misiles Patriot a Turquía. Rusia calla pero ya sabemos que permitió en el invierno pasado el bombardeo y la invasión de Afrin, parte del territorio autónomo y democrático de la Federación del Norte de Siria. Todo parece estar preparando, con la anuencia de los países más poderosos, la invasión total de este territorio revolucionario donde –única experiencia en el martirizado Medio Oriente– conviven pacíficamente pueblos y religiones tan diferentes.

El mismo mundo que grita de coraje e indignación por cada ataque terrorista del Estado Islámico ahora aprueba o guarda silencio ante la masacre prevista de quienes combatieron realmente a estos terroristas, metro por metro, casa por casa, allá en un lugar llamado Kurdistán, que abarca territorios de Siria, Iraq, Turquía e Irán.

Sabemos que esta hipocresía encuentra su sentido político en la idea común entre todas las fuerzas capitalistas, teocráticas, fascistas, militares e industriales del mundo: el ejemplo de la gran Comuna de Rojava, es decir de la Federación del Norte de Siria, no se debe difundir; según el Poder, no puede existir un lugar en el mundo donde millones de personas se reúnen en más de cuatro mil asambleas para decidir el curso de sus vidas, donde las mujeres ejercen plenos derechos políticos y sociales, donde el mismo pueblo se autodefiende armas en puño, donde la justicia se reconstruye en los comités populares y no en los tribunales y los medios de producción son colectivos, donde nadie renuncia a su fe, a su lengua, a sus creencias y costumbres sino aprende a vivirlas juntos con otros y otras muy diferentes: es decir un mundo donde quepan muchos mundos.

Protestamos enérgicamente contra las declaraciones del gobierno de Turquía anunciando una inminente operación militar para desalojar a las guardias populares de las YPG del Norte de Siria; denunciamos el despliegue de sus fuerzas armadas y de mercenarios en las fronteras de Rojava y la complicidad de los gobiernos poderosos de este mundo; si bien el presidente de Turquía,  Erdogan, y sus soldados son el gatillo, todos los poderes capitalistas y fascistas que callan y aprueban son responsables de este próximo crimen de guerra.

Nosotr@s somos herman@s de sangre roja de los pueblos de Rojava;  sus sueños libertarios son nuestros sueños; ellas y ellos son de nuestra misma patria, la de abajo y a la izquierda. ¡Con ellas, con ellos, estaremos!

¡Alto a la masacre en Siria! ¡Ya basta de guerras capitalistas!

¡Viva el pueblo kurdo, el Confederalismo Democrático y la Revolución de las Mujeres!

Desde México, combativamente:

OIDHO, Nodo Solídale, CODEDI, CAMA, Articulación de la Sierra de Santa Marta, APIIDTT, CINPA, UCIO-EZ

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