La fiebre de Petrov

Comedia negra de Kirill Serebrennikov que nos transporta, como si nos encontráramos en una borrachera, por el pasado y el presente de Rusia. Basada en la novela de Alexey Salnikov.

 

La fiebre de Petrov

 

La fiebre de Petrov es la primera película de Kirill Serebrennikov desde el final de su arresto domiciliario en 2019 (aparentemente por malversación de fondos, pero más probablemente porque es un crítico del régimen de Putin). Es una película desquiciada y anárquica que se lanza de cabeza al espacio mental interior de su protagonista quien tiene una gripe persistente de la cual parece que no puede curarse, lo que lo mantiene en un permanente entrar y salir en el delirio.
Petrov es dibujante de cómics y sobrevive con su familia en la Rusia postsoviética. Con el país sumido en una epidemia de gripe, Petrov y su amigo Igor se embarcan en una alucinante travesía marcada por los delirios febriles y un gran consumo de alcohol. A lo largo de un día, ambos deambulan entre los reinos de la fantasía y la realidad, fundiéndose en el presente y pasado de los sueños del escritor y también de la propia Rusia.
En el trayecto se cruzan con pseudoacadémico psicótico; un amigo escritor le pide a Petrov que lo ayude a suicidarse; los recuerdos de una celebración escolar de Año Nuevo despiertan constantemente traumas reprimidos. Al mismo tiempo Petrov tiene que cuidar a su pequeño hijo, que tiene una fiebre aún peor, mientras también lidia con la tensa relación con su ex esposa Petrova, una bibliotecaria con alucinaciones febriles de asesina serial.

 

La fiebre de Petrov

 

Gran parte de la historia se cuenta con vistosas tomas largas que juegan con nuestras percepciones del tiempo y del espacio. En una toma, un personaje sale de una habitación, da la vuelta y vuelve a entrar y, como si nada, ha transcurrido una semana. Otra toma se eleva sobre los personajes y recorre un camino nevado, cuya escala parece transformarse ante nuestros propios ojos en una toma modelo de un pueblo, a pesar de que el camino aparentemente sigue siendo el mismo.
La banda sonora, llena de rock ruso sucio y doom metal (incluida una asombrosa versión de «Tupelo» de Nick Cave y The Bad Seeds), se suma a esa sensación de enbriagado deliberado, como una nariz tapada que embota los sentidos. No sorprende que La fiebre de Petrov tenga tanto despliegue musical, dado que la película anterior de Serebrennikov fue Leto, basada en la biografía de la banda rusa de culto Kino, de los años ochenta.

La fiebre de Petrov puede entenderse como una metáfora del estado caótico de la Rusia moderna, donde la red de símbolos y la estructura de la vida cotidiana, mantenida en un lugar estricto y autoritario durante la era soviética, pero disolviéndose en el mundo moderno de amiguismo político y oligarquía, hace tiempo que dejó de tener un significado real para los habitantes del país. En este sentido, hay una similitud en perspectiva con Bad Luck Banging o Loony Porn de Radu Jude, aunque donde esa película era más ensayística e intelectual, hay algo profundamente más instintivo y musical en la visión de Serebrennikov sobre el colapso sociológico poscomunista.

 

Título original: Petrovy v grippe. Año: 2021. Duración 145 minutos. Dirección: Kirill Serebrennikov. Guion: Kirill Serebrennikov. Novela: Alexey Salnikov.

 

Trailer

 

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