Pensar sin Estado – Ignacio Lewkowicz

Ignacio Lewkowicz (15 de agosto de 1961 – 4 de abril de 2004) fue un historiador y filósofo argentino dedicado al estudio de la subjetividad contemporánea.

Como historiador, su especialidad ha sido la historia antigua y la temática de sus tesis de Licenciatura en Historia, por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, trabajó la demografía espartana en relación con sus instituciones.

Pero su campo de investigación ha sido otro. En conversación con la economía, la política, el derecho, la pedagogía, el psicoanálisis, la arquitectura y la ética, su terreno de trabajo se ha definido en torno de las transformaciones contemporáneas en la subjetividad y en las formas de subjetivación.

 

Para descargar el libro, haga clic aquí: Lewkowicz – Pensar sin Estado

 

Resumen de conceptos del Prólogo del libro:

 

Pensar en tiempos de contingencia. La subjetividad en la fluidez

Desde el vamos Ignacio Lewkowicz. nos coloca en el pensar, en el devenir de lo que fluye, de lo que va aconteciendo, sin certezas. Se ubica en el caminar y preguntar.

Su punto de partida es un concepto discutible por cierto como toda certeza pero válido para ubicarnos en la fluidez: “Diciembre de 2001 1iquida nuestra posmodernidad.”. Señala el cambio ¿ínfimo? pero relevante, el cambio deviene drástico porque altera el modo de pensar. “Pues en retrospectiva, modernidad-posmodernidad era pensamiento instituido estatal versus pensamiento crítico anti estatal. En algún momento intuimos que Diciembre de 2001 era nuestro Mayo del ’68. Comprendo ahora que precisamente nuestro Diciembre cierra el ciclo anti estatal de nuestro Mayo: en Mayo del ’68 surgen la subjetividad y el pensamiento anti estatales, luego llamados postmodernidad; en Diciembre surge el pensamiento postestatal. El desfondamiento nos sitúa en los umbrales de una fluidez que liquida nuestra posmodernidad y su modernidad.” (Desde ahora en más toda negrita será mía)

El concepto de desfondamiento del estado es manejado todo el tiempo. Es interesante porque es la disolución, es el escurrirse del poder del Posplan. Son los pequeños agujeritos los que hunden el barco. Acá aunque no nombra engrampa con Prigogine, para quien lo más pequeño, una molécula por ejemplo, es lo que destruye un sistema inestable, un sistema disipativo (¿fluido? según Ignacio Lewkowicz y no deviene en un nuevo sistema estable, no habrá certeza, sino que empezará por el caos hasta que ese caos se aquiete y deviene un nuevo sistema en el que primará, no la estabilidad, sino la incertidumbre.

El caos será miles y miles coreando QSVT, frase que tiene muchos sentidos, no uno solo, como nos reclaman los análisis tradicionales del pensamiento instituido estatal. El gritar colectivamente QSVT es el (Ignacio Lewkowicz. dice un) umbral porque, entre otras cosas, disloca el pensamiento. QSVT no es solo para ellos, como pretendía el análisis simétrico (al reaccionario) de la izquierda tradicional, sino que uno mismo es golpeado por la compulsión del vórtice (palabra que también utiliza Prigogine).

Ignacio Lewkowicz. dice lo siguiente en dos párrafos que, creo, no hay que resumir:

 

Es cierto que el agotamiento del Estado-nación viene de antes. Pero la declaración subjetiva de la consigna configura ese desfondamiento de otro modo. Que se vayan todos abre a la posibilidad, y luego a la necesidad, de pensar sin Estado.

Pensar sin Estado es una contingencia del pensamiento -y no del Estado-; nombra una condición de época como configuración posible de los mecanismos de pensamiento. Pensar sin Estado no refiere tanto a la cesación objetiva del Estado como al agotamiento de la subjetividad y el pensamiento estatales. Por eso podemos poner en duda que haya desaparecido el Estado; podemos verificar enormes organizaciones técnicas, militares, administrativas con un vasto poder de influencia. Pero influencia no es soberanía; y la subjetividad estatal no arraigaba en la mera existencia del Estado sino en su soberanía. El Estado ya no es un supuesto -y esto es tanto para el pensamiento estatal oficial como para el pensamiento crítico anti estatal-. Incluso para el pensamiento que ahora piensa que el Estado es necesario, suponerlo resulta letal. El Estado no es una condición dada; si se necesitara contar con Estado no bastaría con suponerlo, más bien habría que inventarlo.”

 

Ignacio Lewkowicz. nos plantea que el desfondamiento del Estado, lo hace otro (entre otras cosas ¿más débil? aunque esté ahora cerrando fisuras), ya no constituye un cimiento sobre el que se desarrollan las experiencias, el Estado configura en la superficie de las situaciones pero no predetermina desde el fondo.

Y lo más importante, el Estado no es ya la condición fundante del pensamiento, el Estado no desaparece, pero se agota en su capacidad de instituir subjetividad y organizar pensamiento.

Luego de un recorrido interesante de los temas y autores y trabajos en equipos puestos en los diferentes capítulos del libro, IL vuelve al diciembre del 2001 como un nuevo comienzo.

Ignacio Lewkowicz. nos presenta una constelación de hechos, espacios, tiempos, temas y dice lo siguiente:

Argentina es un hervidero, un pensamiento en ciernes, focos dispersos de actividad configurante. Somos muchos los que estamos trabajando. El movimiento colectivo se realiza en malentendidos, cruces, choques, encuentros. Ningún centro configura todo; todos los centros configuran algo. El pensamiento de cada centro está influido (la palabra es justa) por los oleajes de los otros. No se sabe de dónde vienen, no hay corpus ni plano de la situación. Circulan, fluyen, vienen: nos encontramos con ellos. Cada uno diseña su universo; no es afán despectivo: es la forma que adopta el movimiento colectivo de pensamiento sin centro. Estamos siempre recomenzando. No nos une una corriente de opinión o de teoría sino un apremio en el movimiento de pensamiento actual, una corriente de problemas que podemos llamar, para simplificar, siglo XXI.

Las ideas están en movimiento; se dispersan, se pliegan, se cohesionan, se configuran, se vuelven a dispersar. Las ideas encuentran diversos modos de trabajar. Entre nosotros, encuentran un modo de cohesión que es un modo de producción. Hace tiempo integro y coordino grupos en los que el mismo campo de ideas está en proceso de trabajo. Ese trabajo en proceso constituye el fondo de ideas sobre el que opera este libro. Reconocer las circunstancias precisas de procedencia de cada una no sólo es imposible; ante todo es ridículo: no operan por procedencia.

Los que habitan ese fondo, se reconocerán y lo reconocerán fácilmente. Para tener una imagen genérica y precisa de la composición y la dinámica de ese fondo de ideas del que pasa a formar parte este volumen -así como de las personas que lo nutrimos y nos nutrimos en él- no imagino otra vía que visitar la página en que existe ese fondo: www.estudiolwz.com.ar: Se podrá ver que desde hace más de cinco años el grupo Viernes trabaja sobre las orientaciones del pensamiento contemporáneo; hace poco menos, el grupo Doce trabaja sobre las alteraciones de la subjetividad contemporánea; desde hace dos años el grupo Cuatro trabaja sobre las formas de pensamiento en la fluidez. Recuerdo ahora algunas procedencias más precisas. La idea de actividad configurante, que originariamente había desarrollado Ricardo Gaspari, se sometió durante dos años a la actividad configurante del grupo Cuatro. La intuición de la fluidez como relación contingente entre dos puntos, postulada por Ernesto Kreplak en sucesivas reuniones del grupo Sábado, fue también procesada en el taller sobre Lacan y la contingencia. La noción de umbral procede de sucesivos diálogos con Diego Sztulwark. El diálogo en el Estudio LWZ con Mariana Cantarelli y Cristina Corea se encarga de configurar permanentemente el fondo de ideas según las contingencias.

En este texto parece que transita sin control una ambigua persona llamada nosotros. Nunca es claro a quién refiere. Pero no sólo no es claro para usted; tampoco para mí -o para nosotros-. Como comprendió Diego Tatián para la idea de comunidad, nosotros no es un lugar al que se pertenece; es un espacio al que se ingresa para construirlo. En ese espacio no se sabe si nosotros somos los occidentales, los contemporáneos, los que hemos sido griegos demasiados siglos, los que venimos del marxismo, los que transitamos la larga agonía de la argentina peronista, los rioplatenses, los historiadores, los judíos, los que acabamos de romper el jarrón. Quizá nosotros no seamos un conjunto de personas sino una configuración subjetiva de los pensamientos en una circunstancia. Imagino que nosotros es la forma de conjugar las acciones de ese fondo de ideas. Pero no es todo, pues nosotros también designa el conjunto de los reunidos en el entorno de una mesa redonda y a través de este volumen.

Néstor.

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