Represión en Jalisco da continuidad a la estrategia de contrainsurgencia iniciada en 2004

Rafael Sandoval Álvarez

 

Las fuerzas policiacas del estado de Jalisco, no han dejado de actuar de la misma manera en décadas, tal vez hay que decir que desde el inicio de lo denominamos Guerra Sucia en los 70´s. Pero ha sido obvio que repiten algunas de las formas de hacer la represión y generar terror en situaciones en las que se dan movilizaciones sociales; estas formas son las desapariciones y detenciones ilegales, a través de levantones sin orden de aprensión, apresando a personas que no están implicadas en las acciones que les imputan, al desplegar a fuerzas de choque con agentes encubiertos y sin ninguna orden de acción legal, al golpear y violentar a las personas que se encuentran en el perímetro de sus acciones represivas; todo lo cual configura un régimen de control y dominio seguro a través del terror.

Ahora que se han dado las movilizaciones por la violencia y el abuso policiaco a partir del asesinato, que fue filmado, de Giovanni López en Ixtlahuacan de los Membrillos, Jalisco, por parte de policías, nos viene a la memoria como se implementó una estrategia similar en el 2004, en el contexto de las movilizaciones  ante La III cumbre América Latina-UE en Guadalajara, Jalisco, operada por quienes hoy también están al frente de la policía y la fiscalía del estado, Macedonio Tamez, coordinador del gobierno del estado en seguridad pública  y el fiscal Octavio Solís Gómez. Entonces también existía un gobernador, Ramírez Acuña, con semejanzas en el comportamiento con el actual, Enrique Alfaro, que presumían su autoritarismo y actitudes y posturas que rayan con las formas de autoritarismo fascistas. En el 2004 como ahora, también se ostentaba la pretensión de hacer de Jalisco un paraíso libre de protestas para los capitalistas a los que se debían y obedecían estos pequeños dictadores. Hoy le llaman a su proyecto la refundación de Jalisco.

La perspectiva de un proceso de implantación de autoritarismo estatal en el marco de la crisis estructural actual y la competencia que trae consigo la depuración en vías de la acumulación de capital, cada vez mas en pocos monopolios, y con ello, lo que ya hemos insistido respecto a cómo se concreta la dislocación del control policiaco y militar de las diferentes regiones en el país para garantizar dichos monopolios, es lo que se ha estado dando en Jalisco.

La experiencia en Jalisco para enfrentar la represión policiaca ha sido caracterizada por la dispersión y por haber sido hegemonizada por las organizaciones políticas partidarias y las Organizaciones No Gubernamentales[i]. Con todo, ahora vemos indicios de que los participantes en las manifestaciones de junio en este 2020, contra la represión y violencia policiaca, están ensayando otras formas de convocarse y organizarse.

 

Otra vez Guadalajara en la Cumbre de la Represión, como política estratégica contra la resistencia y lo colectivo

Decíamos en el 2004 que era inédito la forma en que aplicaban la represión policiaca estatal (y que a su vez se asemejaba en algunos aspectos a la de los años setentas) y también se dio como ahora que una gran mayoría de las personas y activistas jóvenes de Guadalajara, era la primera vez que vivían la represión y por la estrategia de terror utilizada por el Estado causaba un impacto extraordinario, sin embargo habrá que ver si hoy en el 2020 los jóvenes que están enfrentando la represión y protestando ante la violencia policiaca no han superado el tipo de miedo que provocaba la represión y lo están enfrentando incluso con otras maneras de movilización, como son el que no permite que hay dirigentes ni organizaciones políticas que decidan, que se mueven en grupos de afinidad y se convocan de manera que se mueven de manera dislocada y sin una convocatoria unificada.

Decíamos también entonces, en el 2004, que los escenarios y el tipo de personas que usan para levantar y golpear a los jóvenes se asemejan a los que se mueven en las bandas de narcos y usando técnicas parecidas; Van a continuación algunas de las características que se dieron y vuelven a aparecer ahora como formas de represión estatal:

  1. El gobierno estatal utiliza practicas extremas que se corresponden con una política de terrorismo de estado y que han estado configurando tanto en el plano legal (código penal totalitario), en la formación y entrenamiento de su fuerza policíaca (FBI, MOSAD, como operadores de dicho entrenamiento en tiempos de Ramirez Acuña y a saber si aun continua), así como en el plano de los medios de comunicación y la generación de opinión publica y públicos de opinión, como la nueva camada de jovenes emprendedores que son afines a la clase politica gubernametal y que forman parte de la clase media a la que se le ha ofrecdo pasar a la clase media adinerada y que a cambio sean favorables a un consenso que admita la represión como política legitima del estado.
  2. La utilización de la represión como estrategia política para romper la articulación de las resistencias colectivas contra el capitalismo y para inhibir y desarticular la construcción del espíritu colectivo y de confluencia de los diferentes colectivos que han optado por la lucha de resistencia contra el poder y  el Estado.
  3. La puesta en práctica de la “función de policía” como parte de una política terrorista que la “Sociedad del Poder” está implementando en todos los ámbitos de lo local, regional, nacional e internacional, y que se ha dado en llamar de “tolerancia cero”, y que con modalidades diversas se aplica por gobiernos panistas, priistas, perredistas, morenistas, ciudadanistas, etc., entre las que destaca Jalisco.
  4. La utilización instrumental de la represión con objetivos electorales por parte de la clase política gobernante y de los partidos políticos, para posicionar los intereses de grupos  de poder que se mueven de manera transversal en todos los partidos y que independientemente de cómo se identifiquen, se puede observar en cómo están en todos los partidos  políticos realizando diferentes tareas que van desde la operación de grupos paramilitares, porros y provocadores, la cooptación a través del ofrecimiento de interlocución privilegiada con instancias del gobierno, (por la mediación de ONG o directamente), la infiltración en las organizaciones sociales que han optado por  la resistencia, el ofrecimiento de dinero a través de programas de asistencia social; hasta la operación directa de tareas de inteligencia y contrainteligencia, el uso inhibitorio de la policía y la  represión violenta; pasando, por supuesto, por la operación de funciones de marketing político y la utilización de los medios de comunicación masiva con objetivos de propaganda política; todo, en función de los intereses de dichos grupos de poder político y económico que son parte de la Sociedad del Poder.
  5. Específicamente, las tácticas utilizadas demuestran una estrategia de contrainsurgencia que ponen a prueba tanto para experimentar su eficacia directa como para ver cómo reacciona la población y los diferentes sectores de la sociedad. Particularmente destaca como decenas de agentes vestidos de civil de todas las corporaciones policíacas y gubernamentales hacen función de mercenarios encubiertos, de lo cual ahora está cada vez más documentado por las filmaciones en vivo,
  6. Otra característica de la táctica represiva utilizada es que disponen de cientos de policías apostados en las esquinas de todo el cuadro del centro de la ciudad alrededor de donde se ubican el conjunto de los manifestantes y, a la hora que se termina la manifestación, al dispersarse, se inician cacerías por parte de los grupos policiales apostados alrededor de unas 50 manzanas del centro de la ciudad y detienen olegalmente a tdo tipod e personas, principalmente jovenes, hayan participado o no en las movilizaciones. En el 2004 Arrestaron a más de 200 personas, que indiscriminadamente fueron tratadas a golpes y amenazas de diferente manera, configurado así el uso de la tortura que culminó en actos realizados en el interior de las instalaciones policiacas o en los lugares donde eran tirados y abandonados a las orillas de la ciudad. Y lo mismo ha sucedido ahora en el marco de las protestas de junio del 2020.
  7. El uso de tortura, la ilegalidad con la que llevaron los procesos judiciales (en el 2004 una aberración es que el procurador del estado de Jalisco y el jefe de la policía de Guadalajara presenciaron los actos de tortura en los sótanos de la Secretaria de Seguridad Publica, de lo cual existen testimonios ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos), el acoso y persecución de activistas durante todos estos días, el acecho a las casas de algunos de los detenidos para amenazar a la familia en caso de que denunciaran la ilegalidad con eran detenidos sus hijos. Todo lo cual da cuenta dan cuenta del tipo de política represiva que están ensayando y pretenden seguir aplicando en el futuro en el ámbito de lo urbano y que, por cierto, se corresponden cada vez más con las utilizadas en todos estos últimos años en el ámbito rural.
  8. Por la persistente presentación por televisión y videos en las redes sociales por parte del gobernador y demás operadores de la policía, amenazando con la violencia, es obvio que pretenden generar un ambiente de miedo y terror, amenaza e incertidumbre, e inicio de un proceso que legitime el uso indiscriminado de la fuerza, violando leyes y derechos civiles, sociales políticos y colectivos en general, de toda la población.
  9. Un elemento mas a destacar es como, por el contrario, alientan y protegen las manifestaciones de la clase media adinerada y la burguesía que protesta también y se manifiesta en las calles, pero exigiendo más políticas que favorezcan la privatización de los servicios públicos y garantías para sus grandes negocios.

Todo esto, consideramos, como parte de esa política terrorista que manda la “Sociedad del Poder” para que sea aplicada por los gerentes de los gobiernos en los ámbitos municipal, estatal y federal, y que a partir del 11 de septiembre del 2003, se inició como despliegue de manera generalizada e instrumentó en toda su plenitud: ilegal y encubiertamente, legal y abiertamente, a través de organismos tanto clandestinos como de instancias institucionales  gubernamentales, con de aparatos  paramilitares y de los ejércitos y policías del Estado; es decir, una política terrorista que opera desde tejidos institucionales autoritarios de poder tanto como desde sus “telarañas amables” operadas por la nueva tecnoburocracia que opera los medios de comunicación y redes sociales, así como los sistemas modernos de campañas propagandísticas del Estado.

 

La necesidad de una política contra la represión. Ante la democracia aparente y la realidad represiva

Lo que hoy es imprescindible es retomar esta discusión para pensar sobre las necesidades a resolver, para estar en condiciones de enfrentar la represión. En esta coyuntura quedo claro que el espíritu de lo colectivo aun es débil, y que no tenemos una política para enfrentar la represión. Aquí cabe recordar que hace unos años se distribuyó un documento de recuento sobre la represión en México, entre 1968 y 1985, tal vez sea bueno retomarlo sobre todo en lo que corresponde a las estrategias de represión a propósito de hoy, en el 2004, en que se reeditaron las de los años de la guerra sucia. Algunas de las tesis ahí enunciadas son:

  • Es un error ignorar o minimizar, en aras de una economía de esfuerzos, tanto teóricos como prácticos, la existencia y potencia de los aparatos represivos del Estado, refiriéndose a la represión política, la manipulación ideológica, el control legal, la reforma política y el fortalecimiento de los aparatos represivos y de seguridad.
  • La crisis económica y política crea condiciones que generan miedo e incertidumbre. El miedo cunde y paraliza y lo provocan a través de ofensivas ideológicas aludiendo la desconfianza de la fuerza propia. Sin embargo, la incertidumbre se reduce si aumenta la conciencia, si se conocen mejor las leyes, la estrategia del enemigo, etc., pero también en la medida en que se conozcan las formas de hacer política y como se ha enfrentado con éxito la represión por otros en otros momentos.
  • La represión se ha vuelto en ciertos momentos el argumento último, cuando el Estado ve el avance de la resistencia y la lucha, así la disolución violenta de las marchas, secuestros, detenciones, desapariciones, torturas, retenes, cercos policíacos, vigilancia clandestina, etc. Son métodos violentos que el Estado utiliza para contener y desarticular el descontento popular.
  • Para eliminar la incertidumbre no queda más que estudiar la experiencia concreta. La propia y la de los represores para caer en cuenta cuando y que tipo de instrumentos represivos están en condiciones de usar, pues no siempre lo pueden hacer impunemente ya que se les revierte y les es contraproducente. Esto es así ya que las formas de represión son significativas en un determinado contexto.
  • Usualmente se habla de represión cuando se consuma y se pone en juego la violencia y hay agresiones directas, pero la política represiva del régimen comenzó desde antes. La represión es siempre un acto político, violento, pero también puede consumarse en sus propósitos sin necesidad de hacer uso de la fuerza, sólo con la presencia intimidatoria de la policía. Es pertinente estar atentos a eso y reconocerla para intentar inhibirla y desarticularla.
  • La lucha contra la represión no es sólo la lucha derivada de los hechos represivos mismos y de su secuela (alto a la violencia, presentación de prisioneros, libertad de presos políticos, etc.,) es la lucha contra la política legitimadora de la represión[ii]y así impedir la ilegitimación de la lucha y la resistencia. Se trata del manejo político que se tenga de los acontecimientos, la denuncia de las maniobras, el rechazo público a la provocación y las acusaciones infundadas contra los activistas, en fin, la explicación constante para aclarar las maniobras legitimadoras de la represión es la primera tarea contra la represión, y así quedar en condiciones de poder revertir los efectos de la misma.

En ese documento vienen también las características de la represión utilizadas contra el movimiento del 68, los halcones en el 71, contra el movimiento armado de los 70´s, a los movimientos sociales de los años 80´s, entre otros.[iii]

Decíamos también que a partir de 1995 se ejecuta un programa de militarización de los espacios y territorios de México que se hace necesario en la lógica de la dominación de los grupos de poder que desesperados por el largo proceso de crisis y rearticulación del bloque dominante (desde 1982 se manifestó y repercutió directamente en la ocupación de espacios en la gobierno federal) optó por asegurar que no se generara una ruptura que se acompañará de insubordinaciones violentas incontrolables.

Lo sucedido en 1985 a partir de la incapacidad gubernamental de llevar el control de la sociedad en situaciones extraordinarias, en ese caso el caos a raíz del sismo; el campanazo que significo el triunfo político del movimiento estudiantil del 86-87 y que por su carga significante al retomar la política del diálogo público del movimiento del 68 se convertía en una fuerte advertencia para la clase dominante; el movimiento cardenista del 88 que concretara la tan temida ruptura de un sector de la clase política que lograba convocar a la población y estaba en disposición a rebelarse violentamente; son acontecimientos que hacen optar a los grupos de poder por la vía de la militarización o del golpe de Estado técnico.

Son muchos los ejemplos que desde 1982 hasta la actualidad se pueden mencionar al respecto y cómo es que la militarización no ha sido una solución para la restauración y modernización eficiente del régimen pues solo contribuyo a que este durara casi veinte años. Tal vez habrá que pensar en que la forma actual de utilizar a la policía este siendo parte de una estrategia de contrainsurgencia que dé resultados directos y efectivos para generar terror de Estado, formas que conoce bien la derecha reaccionaria y fascista para desplegar una salida represiva policiaca. Situación que va en sintonía con un proceso de militarización que tiene a la Guardia Nacional como vanguardia, es decir, el uso de militares en labores policiacas. Esto es, antes que disminuir la militarización se ha incrementado a lo largo y ancho del territorio mexicano.

Habría que preguntarse si el despliegue continental de la militarización del imperio norteamericano y la conversión del ejército mexicano en policía nacional o en una especia de guardia nacional si acudimos al papel que cumple en Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Morelos, Puebla, entre otras entidades, nos anuncia que tipo de planes y sistemas de contención y masificación de la resistencia y de lucha de los pueblos se esperan debido al casi seguro agudizamiento de la crisis económica que trae consigo la recesión de la economía actualmente desatada por el emergente de la pandemia del covid19.

Y a pesar de que cada vez ha sido más difícil mantener fuera de la opinión pública las violaciones a los derechos humanos y particularmente los hechos de represión que atentan contra la vida, los gobiernos federal, estatales y municipales han continuado con la represión, o bien avalando y encubriendo a los grupos de poder que han organizado sus propias guardias blancas, grupos paramilitares, y actos de represión contra comunidades, pueblos o individuos que luchan por sus derechos sociales, políticos, económicos y culturales.

 

¿La transición a una cuarta transformación, La refundación…?

Decíamos desde el año 2000 que solo quien quiere hacerse ilusiones sobre una supuesta transición a la democracia no puede ver que vivimos un proceso de modernización neoautoritaria del régimen político y que lo hemos estado padeciendo desde el año 2000 con la supuesta transición de régimen y sistema de partidos[iv].

Decía también que era contradictorio que la crisis de los partidos y la democracia representativa se dé en el momento culminante de su consagración con lo que se ha dado en llamar la alternancia gubernamental y a la que acompaña un fenómeno peculiar: todos los partidos son similares (Partido Virtual de la Unidad como los define Kirchs). veamos en qué:

  • Los intereses particulares de las sectas y corrientes que constituyen su burocracia siempre aparecen por encima del interés común del partido que se concreta en su programa y sus principios. Y si atendemos la idea de que en el programa se suponen los intereses de amplios sectores de la población, pues resulta obvio.
  • Se transforman cada vez en un sistema corporativo y clientelar de militantes y afiliados que responden coyunturalmente a los procesos de selección interna de candidatos y líderes-dirigentes, y no como organización política en movimiento con respecto a las luchas populares. Resultando una concepción sobre los ciudadanos como de electores-consumidores.
  • Se convierten en una maquinaria electoral con sistemas complejos de competencia interpartidaria que elabora programas de gobierno, campañas y promesas electorales con una disociación extraordinaria con respecto a las políticas públicas que concretan cuando se convierten en gobernantes y funcionarios públicos.
  • Son consumidores de sumas importantes de dinero para sostener el aparato electoral, sus profesionales de la política y su propaganda.
  • Priorizan los medios por sobre los fines políticos de tal manera que sus estrategias resultan con una identidad común alrededor de la toma y conservación del poder y el gobierno.
  • Son promotores de la sustitución del sistema de control corporativo por otro de cooptación y subordinación neocorporativista que considera al sistema de redes de Ong’s financiadas como mediaciones óptimas entre los partidos y sus gobiernos con respecto a la población.
  • Asumen el discurso de la transición a la democracia como la máscara pública de la alternancia gubernamental y los límites de la democracia formal y representativa vía procesos electorales hegemonizados por los partidos políticos.
  • Consideran en realidad innecesarias otras formas de organización social y política para hacer valer el interés de la sociedad civil que no sean a través y por intermediación del sistema de partidos y el sistema electoral, que junto con el sistema de gobierno que se configura con la derrota del régimen de partido de estado, inaugura el régimen moderno de la poliarquía al estilo que mejor gusta a las instituciones internacionales que hoy dictan los programas de gobierno nacionales, me refiero obviamente al FMI, OMC y BM.

Recordar tal cual esta reflexión que hacía en el año 2000, a propósito de la llamada transición a la democracia y en 2004 a propósito de las formas de operar la represión y el terrorismo de estado, es para llamar la atención sobre el hecho de que la recomposición del bloque de poder dominante se ha estado dando a costa de la derrota por represión violenta, en la que destaca la generalización de desapariciones de decenas de miles de personas.

Llama la atención en todo esto, cómo precisamente uno de los saldos de este proceso transicional es la incorporación de un gran ejército de intelectuales y académicos al discurso hegemónico que domina en los espacios de los medios de comunicación y la academia universitaria, y que reivindica de forma extraordinaria la democracia representativa.

Algunos de los problemas que enfrentarán los movimientos y grupos en resistencia tienen que ver con la política que algunos sectores de la sociedad están implementando a partir de su concepción sobre el nuevo periodo histórico que se vive, a continuación se describen algunos elementos que las caracterizan:

  • Que muchos grupos sociales, ONG’s y personas que se autodenominan ciudadanos con presencia pública e interlocución con el gobierno están legitimando al nuevo régimen anteponiéndose como mediadores entre la sociedad y los gobernantes.
  • Que muchas ONG’s se transmutan y convierten en fundaciones privatizadas o empresas de caridad para mantener a sectores pobres de la población so-metidos en un régimen controlado de asistencia social neocorporatista.
  • La emergencia, ahora muy visible y con renovada actividad pública de un bloque de organizaciones sociales de carácter conservador y de derecha confesionales, disputará la hegemonía a los movimientos populares de resistencia frente al pueblo en general y de cara al neoliberalismo ofreciéndose como contrapeso a los movimientos de resistencia civil revolucionarios.

Termino aquí esta breve y apurada reflexión que me provoco la situación represiva ante las movilizaciones y protestas de junio en 2020 en Jalisco, dadas en el contexto de la extraordinaria movilización en todos los estados y cientos de ciudades de Estados Unidos y varios países de Europa, a propósito de la la violencia policiaca y el racismo que detono el asesinato filmado de George Floyd ocurrido el 25 de mayo de 2020 en el vecindario de Powderhorn, en la ciudad de Mineápolis, Minesota (Estados Unidos) y que favoreció las protestas en Guadalajara, Jalisco, México a proposito del asesinato de Giovanni López luego de ser arrestado por la policía de Ixtlahuacan de los Membrillos, Jalisco,  asesinado el 5 de mayo, presuntamente a manos de policías municipales.

6 de junio 2020, enviado por el autor para su publicación en Comunizar.

 

Notas

[i] Y como siempre que se viven colapsos en la destrucción capitalista y sus crisis cíclicas, siempre salen a la luz los que pregonan que el capitalismo ya demostró su ineficacia y ya llego a su principio del fin, de tal manera que suponen que se derrumbará el sistema de dominación de relaciones sociales capitalistas con un sencillo empujón de lucha desde las clases dominadas y la de optar por dirigentes de izquierda partidarias, cuando el problema central sigue siendo la cuestión de la organización que será necesaria para destruir el sistema de relaciones sociales capitalistas y crear otras formas de hacer la vida dignamente y específicamente la autonomía como proyecto.

[ii] Por eso resulta tan grave que algunos académicos y periodistas insistan en que la violencia existe en los dos lados de la lucha cuando es evidente quienes son las victimas y los victimarios

[iii] Este documento es “La izquierda ante la represión y el autoritarismo estatal. México 1968-1985” y fue editado por la revista Punto Crítico.

[iv] Ver Rafael sandoval, Democracia neoliberal, régimen neoautoritario y reformismo en crisis, publicado en el año 2000 en revista Movimientos Sociales No. 8.

 

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