¿Cada día que tengo que vender mi fuerza de trabajo es la prehistoria del capital?

La acumulación del capital es un proceso continuo, pero como dice John Holloway, me parece que debemos hacer la diferencia entre génesis y reconstitución. En el artículo de Richard hay una casi equivalencia entre acumulación originaria y proletariado que se basa en una separación que hasta ahora ha sido continuada en el tiempo. Y Sí y no. Una de las razones es que me parece que cuando Marx habla de la acumulación originaria se refiere realmente al inicio del proceso. Por otra parte, la separación tiene varias caras, es decir, hay varias separaciones: la de nuestros medios de producción, la de las mujeres y los hombres,  la de las mujeres entre sí y la separación de nuestros saberes. ¿Estas separaciones eran y son iguales? ¿o tienen características específicas? ¿había y hay las mismas formas de relación sociales? ¿los mismos espacios naturales?¿implica lo mismo para las mujeres? ¿implica lo mismo la pérdida de un saber?¿cuando tengo que volver a vender mi fuerza de trabajo cada día, eso es un inicio (el inicio del que nos habla “originaria”) o una repetición? ¿cuándo el inicio se repite no se está transformando a sí mismo? ¿no se volvió otra “cosa”? ¿Somos las mismas personas que en el siglo XVI, el mismo “individuo”? ¿Son las mismas las fábricas? ¿La misma naturaleza? ¿Es igual la separación ayer que hoy? ¿o hay otros elementos “en juego”? La separación tiene unas circunstancias concretas, históricas y situadas que parecieran difuminarse cuando “acumulación originaria” se convierte en un término genérico.

Me parece que la acumulación hoy tiene más de «terminaria» que de originaria, por varios motivos:

¿Podemos considerar como “originaria” la separación del pequeño campesino de las tierras que cultiva? Como dice Silvia Federici, la mayoría de campesinas en África y Asia (los continentes más poblados) son mujeres y esto porque sus maridos ya se han proletarizado. El estado de semi-proletarización implica que los medios de producción que tenemos como campesinos no nos permiten la autosubsistencia. Esto sucede también en la Sierra Norte de Puebla, en Zautla (comunidad en resistencia contra una mina) los hombres salen parte del año para cortar caña en el estado de Veracruz o en Olintla (comunidad en resistencia contra una represa) donde los pequeños campesinos venden su café a los coyotes a precios infames. Hay un avance con respecto a la acumulación originaria. Cada vez somos más proletarixs tanto en el sentido más reducido como en el amplio (quienes venden su fuerza de trabajo y quienes sólo tienen su vida y a sus hijxs, como “los refugiados”y los migrantes1).

Desde el punto de vista de la situación de las mujeres ha habido cambios, como venimos viendo, que no se quedan ahí. Hubo desde los 70′ una incorporación masiva de las mujeres al mercado de trabajo, que por los bajos precios de los salarios apuntaba y apunta a bajar gastos de producción. Es decir, las mujeres salimos de casa para ir a trabajar y y muchas tienen poco o ningún tiempo para sí, tienen que hacer las tareas de cuidados en sus casas. Esto supone un cambio con respecto a la acumulación “originaria” en que se nos encerró para la reproducción. También hay un aumento de la trata de personas, la mayoría mujeres, niñas y niños, debido a la rapidez de la comunicación por la tecnología y un aumento de la prostitución asociada a los “hombres de armas”. Por otra parte, la pornografía de masas se encarga de lucrar reforzando la concepción de la mujer objeto, esclava sexual.

En cuanto a la separación de nosotros con la naturaleza, la separación es doble: se nos separa de ella cuando se nos quitan nuestros medios de existencia y se nos separa nuevamente de ella cuando los elementos necesarios para la vida como el aire, el agua y la tierra han perdido tanto en calidad que en muchos lugares ya no se puede respirar sin mascarilla, o beber agua de manantiales, ni siquiera bañarnos en el río; o cuando su gratuidad está en cuestión. Es decir,se nos separa dos veces de nuestros medios de existencia. Hay una fractura entre nuestra actividad y la naturaleza que ha producido un desequilibrio de tales magnitudes que estamos amenazados como especie, lo que Bellamy Foster llama la fractura metabólica.

La ruptura con nuestro hacer autónomo es también una separación del saber. Nos alejamos de la autonomía, nos volvemos más dependientes. El saber se especializa, la información se acumula para la separación y para el plusvalor. La tecnología destructiva es fruto de ese saber (la bomba atómica, toda la industria armamentística como máximas exponentes, pero también la industria minera, famacéutica, agroalimentar, etc): el conocimiento objetivo basado en la superioridad de la razón. El conocimiento dominante busca la máxima explotación de nosotros y de la naturaleza en el menor tiempo posible. El “ritmo” de trabajo se ha acelerado. Los “avances” en el sistema capitalista de producción tienen que ver con la dificultad del capital por conseguir el plusvalor. De la misma manera que vemos los límites naturales para la vida, los vemos para el capital: las crisis económica, ecológica y humanas son la evidencia de su falsedad como filosofía del bienestar. Si las luchas han contribuido a cambiar la forma del capital, porque somos su crisis, ¿Hablar siempre de acumulación originaria no invisibiliza ese hacer liberador (de las luchas)?

Me parece que hablar de acumulación originaria hoy es borrar las características concretas de este momento histórico, caracterizado por la violencia y la explotación extrema hasta el punto de poner en peligro, como ya estamos viendo, la vida (entendida en sentido amplio).

Todas estas separaciones suponen la separación de nosotros con nosotros mismos, a nivel individual y colectivo. Y como la presión es brutal, sólo pueden aparecer más y más grietas; pero la incertidumbre es brutal también. ¿Llegará ese “final de la historia”  de que hablan tú y Hegel en que el reconocimiento mutuo se imponga al conocimiento aislado? En verdad “Principio de la Historia” ¿o será realmente un final desastroso?

  1. Las actuales leyes de Trump quisieran que ni eso.

Autor:  Sagrario Da Saude.

 

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