¿Qué es el proletariado?

En otro lugar he declarado que “una clase no es (según Marx) un grupo de individuos”. Mi intención no es para nada evitar disputas por definiciones en esta declaración, como invita el título del artículo. De todas formas, este intento no es totalmente exitoso. Si “sólo sabemos una ciencia, la ciencia de la historia” y si por historia nos referimos a la historia de la lucha de clases, se acumulan las preguntas acerca de dónde radican los límites de las, ya mencionadas, clases. Para mí, las preguntas sociales que buscan dibujar líneas alrededor de grupos de individuos son profundamente sospechosas. Los cadáveres son tirados como basura alrededor del interrogador antes de que la fuerza conceptual de la pregunta se haya aclarado. En la revolución común experimentar contradicción y confusión, profundamente y en el corazón de lo que, en términos de reconocimiento, uno es. En un período revolucionario de la historia, la ambivalencia es generalizada, simultáneamente uno es y no es uno mismo.

Siendo así, mi enfoque en la pregunta del título deja de lado las preguntas limitantes sobre los términos sociales. El enfoque que yo prefiero es el de preguntar qué idea tenía Marx principalmente en su mente cuando decidió introducir el término “proletariado” en su trabajo. Mi sugerencia es que, como es habitual en los escritos de Marx, la historia y la filosofía antigua son la clave. En la Antiguo Roma, los proletarios no eran un grupo que tenían un status distintivo. Su actividad productiva era tan inflexible -en otras palabras, tan improductiva- que no poseían ninguna riqueza a la que pudieran ponerle impuestos. Se decía de los proletariados que lo único que producían eran hijos, y todavía el día de hoy o en tiempos industriales, las clases más bajas son vistas como fecundas en un alarmante nivel.

¿Por qué (uno podría preguntarse) Marx imaginaba la sociedad actual como una sociedad donde hay una inmensa mayoría que no tiene posesiones? El propósito de Marx era, propongo yo, el de impresionarnos. Nos impresiona al diagnosticar la falta de posesión en el centro de la sociedad más rica que el mundo haya conocido. El intento de Marx de impresionarnos fue sólo parcialmente exitoso. Entre los mismos marxistas, “proletario” empezó a significar un estado social que puede ser respetado cuando se requiere una gran mano de obra -una fuerza de trabajo de stajanovistas. Algunas veces, cuando en un período donde el compromiso de clase en un estado de bienestar estaba en orden, el término “proletario” puede adquirir un tono positivo. La connotación de un sector sin propiedades se perdió de vista, o, en todo caso, le sacaron la importancia a la propia teoría Marxista. En 2018, las imágenes del trabajo inmigrante y del trabajo precarizado (para introducir una expresión periodística) traen algo del significado inicial de Marx a la luz. Algunas veces, el término “proletariado” es reservado para el trabajador manual e industrial. Y el final del “proletariado” (así como lo entendemos) se celebra o se lamenta. No hace falta decir que, a la luz de mis comentarios, ningún final de la clase trabajadora debe ser bienvenido o celebrado.

Acá rompo mi discusión de Marx para comentar la literatura Marxista. En El Hombre unidireccional de 1964, Herbert Marcuse cambió de la clase trabajadora organizada del capitalismo -con organizada me refiero a en partidos socialdemócratas y sindicatos aprobados por el estado- a aquellos a quienes él se refiere como “los marginados e inadaptados, los explotados y perseguidos de otras razas y colores, los desempleados e inempleables” como agentes de revolución Marcuse invoca la agencia no del proletariado convencional sino de los marginados de la sociedad y el resto. Mi propuesta en esta corta pieza, es que el “proletariado” de Marx y los “marginados e inadaptados” de Marcuse son, en una extensión de significado, lo mismo. La historiografía presentada en Outlaws of the Atlantic de Marcus Rediker, deja muy claro que la fuerza de trabajo sacada de un número de continentes no es nada nuevo en el capitalismo actual.

Vuelvo a los escritos de Marx. En Resultados de un proceso inmediato de producción, un capítulo redactado Marx pero no publicado por Marx o por Engels, en El Capital mismo, se declara: si ignoramos el agotamiento de su fuerza de trabajo, él (el trabajador) emerge del proceso (de producción) ya que entró, concretamente como un poder de trabajo meramente subjetivo que debe auto-someterse al mismo proceso una vez más si quiere sobrevivir”. Por el contrario, el capital aumenta mientras la producción toma lugar o, como lo pone Marx, se valoriza en sí mismo. El pensamiento fundamental de Marx sobre el proletariado es que, al final del proceso de producción él o ella no tienen alternativa que someterse nuevamente a éste. El proletariado es quien, si él o ella sobreviviese, debe vender el uso de su fuerza de trabajo de manera permanente. Él o ella pueden mantener a su familia o ser sindicalistas. Él o ella pueden haber recibido una capacitación extensa. Alternativamente, él o ella pueden ser rechazados por la sociedad o encontrados al borde del camino. Para una sociedad dividida entre capitalistas y trabajadores estos detalles son irrelevantes – independiente de cuán importantes puedan ser para el individuo mismo.

Si el individuo es referido como un “proletario” o un “marginado”, el significado social de la situación es el mismo. Marx deja al lector de El Capital Vol. I con una imagen de tal individuo en la mente, porque una sociedad sin tanta exigencia de supervivencia es a lo que él desea llegar.

Si el pasaje citado de los Resultados de un proceso inmediato de producción es la clave al término proletariado en el sentido de Marx, un debate más profundo sobre el significado de Marx entra en juego. Hacia el final del Volumen I, Marx trae asuntos que conciernen a la “acumulación primitiva” del capital a la mesa. Una explicación de acumulación primitiva forma la prehistoria del capital, dice Marx, y surge una pregunta sobre cómo esta “prehistoria” debe ser entendida. ¿Toma lugar la acumulación primitiva en un tiempo discreto, digamos en el siglo XVI, cuando el capitalismo estaba emergiendo? ¿O es un proceso en curso que permanece mientras exista el capital? En los pasajes recién referidos, de las páginas 873-6, el lector tiende a tener la impresión de que el primero de estos es el caso. A pesar de esta impresión, Werner Bonefeld, ha discutido que es la segunda lectura, y, por mi parte, mi inclinación es respaldar lo que él dice. La acumulación primitiva es, dice Bonefeld, la “constitución social”, lo que es fundamental para esta constitución es una separación, a saber, la separación entre capital y el trabajo asalariado. Si volvemos, en esta conexión, a nuestro pasaje de Resultados de un proceso inmediato de producción, la separación según el significado que le da Bonefeld es la idea clave. Al final de cada fase en el proceso de producción, el trabajador se enfrenta al capital -y no tiene otra alternativa que vender el uso de su proceso de trabajo al capital- una y otra vez. “Separación” no es algo que el capital logra de una vez y para siempre. Si primeramente tomó lugar en (digamos) el siglo XVI, continúa en el capitalismo del mundo actual. Al final de esta pieza sobre la constitución, Bonefeld no deja duda sobre las políticas de su lectura. Bonefeld dice: su lectura posiciona al concepto de la aparente igualdad del capitalismo como una “igualdad de la muerte”. Mi sensación es que Bonefeld atrapa lo que Marx quiere decir, y yo estoy de acuerdo.

En esta corta pieza, los problemas textuales y los problemas de interpretación han tomado el lugar central. Sin embargo, los problemas nunca están lejos de las políticas de la lucha de clase, y me gustaría terminar demostrando cómo es éste el caso. Silvia Federici, una escritora feminista que tuvo un papel importante en la Campaña por el Salario por las Tareas de la casa desde los ‘70 en adelante, ha resaltado la “separación” y las implicancias del pasaje de Resultados de un proceso inmediato de producción de una manera despampanante. Su punto recae en el impacto de los países del Sur Global (o lo que solía llamarse el Tercer Mundo) en los años neoliberales. Allí, la agricultura de subsistencia (que era llevada a cabo principalmente por mujeres) jugó un rol esencial permitiéndoles a las comunidades existir. Alrededor del mundo, el neoliberalismo ha buscado garantizar la dependencia de los individuos al mercado – el mercado de trabajo incluido. El “trabajador” está cada vez más reducido a la posición que Resultados de un proceso inmediato de producción describe. Cómo los trabajadores (hombres y mujeres) responden a esta reducción y a esta separación es de primerísima importancia en el mundo actual.

Mi intención, en este ensayo, es desviar la discusión lejos de las definiciones sociológicas y hacia los problemas de vida o muerte a los que el marxismo se dirige.

Autor: Richard Gunn

Mayo, 2018

Traducción: Nayla Sáenz López

 

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