Un nuevo Libro del don, en este caso dedicado a la Comuna de París, coincidiendo con el 152º aniversario. Dicen que en los aniversarios se conmemora, pero nosotr@s en Comunizar no queremos “conmemorar” la Comuna, sino proponer el debate sobre y a partir de las ideas que surgieron con ese hermoso proceso revolucionario. Debates que sirvan para pensar cómo emanciparnos del capitalismo.
Ya el recorrido de la generación del libro; la selección, compilación y edición de los escritos que forman parte del mismo, nos proporcionó energías y esperanzas de emancipación. Y esto es algo que viene muy bien en estos tiempos pospandémicos en los que pareciera que las revueltas previas a los mismos quedaron aplacadas.
En las líneas siguientes, y a modo de introducción, intentaremos resaltar algunos de los aspectos que nos parecieron más importantes de la experiencia colectiva de la Comuna:
A partir de su existencia, y tal vez por primera vez, la Comuna plantó las semillas de una sociedad basada en la asociación libre de las personas en lugar de la esclavitud del trabajo asalariado y la división de clases. En los hechos y sin una declaración formal, el Estado quedó abolido, y al mismo tiempo comenzó a disolverse el fetichismo de las relaciones sociales capitalistas.
Durante el lapso en que esta experiencia comunal se mantuvo en pie, las actividades cotidianas se realizan en forma inversa a las divisiones impuestas por la producción capitalista, como la separación entre “mente y cuerpo”, o creando puentes entre la educación, el arte y el trabajo manual consideradas por la burguesía como dominios separados. Al mismo tiempo liberaba estas actividades humanas del control del Estado.
Trascendiendo su existencia fáctica, a través de los comuneros sobrevivientes y de su propia onda expansiva, la Comuna genera un gran impacto inmediato en las ideas revolucionarias de la época.
Marx reconsidera su posición con respecto al Estado modificando el prefacio del Manifiesto Comunista en 1872 y profundiza su análisis del fetichismo en la nueva edición francesa de El capital de 1875. A fines de la década de 1870 surge el comunismo libertario de Kropotkin, Reclus y much@s otr@s, con una clara toma de posición de rechazo al valor de cambio y al trabajo asalariado, evidenciando que las divergencias entre “anarquistas” y “comunistas” no eran abismales.
Otro punto que nos parece importante sobre la influencia de la Comuna es que en los tiempos inmediatamente posteriores a su aplastamiento, se sucedieron muchísimos debates acerca de cómo organizarse y asociarse colectivamente para crear otra sociedad, luchando al mismo tiempo contra el capitalismo. Un resumen de las ideas que surgieron como resultado de esos debates podría ser:
La creación de una federación en red de pequeñas comunas autogobernadas y descentralizadas, laxas y autosuficientes;
La asociación libre en todos los aspectos de la vida, a una escala local y pequeña para producir colectivamente lo necesario para la sociedad, organizada en comuna.
Ni el producto ni el trabajo se consideran ya mercancía.
Dedicamos este nuevo Libro del don, el cuarto, a la Comuna porque esa experiencia revolucionaria demostró que otra sociedad humana es posible, que es posible autoorganizarse y autogobernarse sin un Estado ni poder centralizador.
Proponemos a través de esta publicación, redescubrir la riqueza de ideas que produjo la Comuna de París, pero no para pensarlas en abstracto, sino para visualizar donde habitan hoy dichas ideas.
Y al pensar en experiencias colectivas actuales que de alguna forma reflejen esas ideas, pensamos inmediatamente en los caracoles zapatistas y en los cantones de Rojava, pero también visualizamos atisbos “comunales” en cada desborde generado en las revueltas que hemos vivido en las últimas décadas, como en Chile a fines de 2019, en el 2001 en Argentina , el «Black Lives Matter» en Estados Unidos en 2020, los Chalecos amarillos en Francia en 2018, la revuelta de Ecuador en 2019, «Occupy Wall Street» en 2011 y cientos de etcéteras.
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