Marios Panierakis

Desde el principio alza la bandera roja (¿o roja y negra?). Su punto de partida es la Rosa Nera, un espacio de resistenciay rebeldía en el centro de la ciudad de La Canea en Creta, donde él ha estado activo antes, durante y después de la escritura de su tesis. Cuando la policía ocupa y cierra la Rosa en septiembre de 2020 para facilitar la construcción de un hotel en su lugar, surge una gran campaña para reabrirla, para expulsar la policía y parar la construcción del hotel. Pero el peligro es que la campaña se vuelva una campaña de defensa y que en esta defensa se maneje la gramática de los funcionarios para convencerlos, socavando así la vocación anticapitalista de la Rosa y dejando en el olvido ese mundo otro que los participantes estaban creando. Marios desarrolla su crítica de ciertas tendencias de la lucha por la Rosa a través de una reflexión sobre el concepto del espacio público, del patrimonio cultural y de la demanda misma. Su reflexión va desbordando, empezando con una lucha muy específica para llegar a temas que son importantes para muchas luchas (como espacio público y patrimonio) y finalmente a la crítica de la demanda, un elemento central de cualquier lucha en el mundo. El libro va agrietando los muros de las demandas, como dice el subtítulo. Va moviéndose desde adentro, abriendo las categorías, escribiendo una poesía.
El libro es una belleza porque Marios entiende que alzar la bandera roja y negra significa romper la prosa del mundo actual. El lenguaje de la ciencia que acepta los límites de la sociedad actual es necesariamente un lenguaje limitado, un lenguaje que sigue las reglas, reglas de la gramática, reglas de las tesis universitarias, reglas de la prosa académica. Nuestra ciencia que rompe, que busca alcanzar las estrellas, tiene que moverse en otro lenguaje, un lenguaje que experimenta y aspira a la belleza. “La revolución es la poesía de la clase trabajadora”, dice Raoul Vaneigem en algún lugar. Los grandes autores de la teoría crítica, como Vaneigem, Bloch, Benjamin o Adorno, han sido muy conscientes de eso. Belleza como arma contra la fealdad de la sociedad actual. Rigor para abrir las categorías que nos encierran, belleza para ir construyendo ese otro mundo que tanto necesitamos.

¡Seamos primavera! ¡Qué título tan maravilloso! Es una consigna que surgió de la lucha misma para reabrir la Rosa Nera, escrita en una pancarta alzada en una de las marchas en la ciudad de La Canea. Desde dentro del movimiento, nos va abriendo la mente, abriendo la ciencia, abriendo el mundo. La palabra griega para la primavera, άνοιξη, es la apertura del año, abre.

Del “Prólogo” escrito por John Holloway