Entre el 22 de julio al 16 de agosto de 1974, tuvo lugar en el Centro Intercultural de Documentación (CIDOC), fundado por Iván Illich, en Cuernavaca, México, un encuentro internacional sobre “Los costos de la Educación Permanente”.
El Manifiesto de Cuernavaca: El precio de la educación permanente
Veinticinco personas de catorce países se encontraron en el CIDOC, Cuernavaca (México), en agosto 1974, para analizar la evolución de la educación de por vida (vitalicia). Esta declaración salió de sus discusiones. Pertenece a todos aquellos que la comparten.
Este manifiesto traduce nuestra oposición a la educación obligatoria de los adultos impuesta por la ley o por la presión social. No tenemos necesidad de nuevos sistemas escolares. En una sociedad donde todos aquellos que “saben”, controlan a la masa de aquellos que saben menos, la formación de adultos reforzará necesariamente el poder de aquellos a los que la escuela ya ha consagrado.
Ninguna persona debe estar privada de los medios que estime necesarios para enfrentar sus problemas cotidianos y para trabajar con otros para ese fin.
1-En el curso de los últimos cuarenta años, la duración de la enseñanza obligatoria se ha alargado mucho, y la escolarización se desarrolla todavía en la gran mayoría de los países. Entendemos por escolaridad obligatoria los siguientes aspectos:
- – la asistencia es obligatoria,
- – los alumnos son reagrupados por clase de edad,
- – la escuela decide lo que debe aprenderse,
- – el derecho de enseñar está reservado a una categoría de profesionales,
- – el trabajo escolar es sancionado por calificaciones (notas) y diplomas
- – la enseñanza está cortada de otras actividades de la vida y del trabajo.
Es todo eso lo que nosotros rechazamos.
2- Las personas aceptan o exigen, cada vez más, una formación escolar más larga con la esperanza que ella les dará acceso al modo de vida y al nivel de consumo de la clases favorecidas.
3- Esa esperanza se vuelve cada vez más ilusoria. En la medida en el número de diplomas (títulos, grados) aumenta, el valor de los mismos disminuye. Una proporción creciente de titulados, difícilmente encuentra empleo, y el nivel de formación exigido para los empleos calificados es cada vez más elevado.
4- Los títulos pueden tener su valor comercial, pero aquello que la gente aprende en la escuela no los ayuda en general ni a vivir, ni a crear, ni a actuar por sí mismos.
5- La escolaridad prolongada cumple no obstante, funciones sociales precisas:
a) Tratando de la misma manera a personas de orígenes culturales diferentes, traduce la desigualdad social en éxito o fracaso escolar. Ella se atribuye el mérito del éxito pero rechaza la responsabilidad de los fracasos, disimulando así el procedimiento por medio del cual reproduce las diferencias de clase.
b) Ella pretende que las personas son incompetentes en tanto no hayan alcanzado un cierto grado de escolarización. No da un lugar a los intereses personales más que cuando estos se ajustan a aquello que la escuela se propone enseñar. Se impone como el único medio que permite a los hombres controlar su medio ambiente. Hace depender el derecho de actuar, de los títulos; ahora bien, estos no son otorgados más que por la escuela, desalentando así toda autonomía en la adquisición del saber y del saber hacer.
c) Imponiendo la “ley” de la competitividad, inculca el principio según el cual el éxito de algunos no es posible más que en detrimento de otros. Supone que los hombres no quieren aprender por sí mismos y deben ser obligados, y que en consecuencia el aprendizaje no puede ser más que doloroso.
6- Sin embargo, escuelas y universidades cubren cada vez más mal estas funciones sociales: la rebelión e indiferencia de los estudiantes no hacen más que crecer; los empleadores se quejan de la ineficacia e indisciplina de la mano de obra proporcionada por la escuela. Padres y alumnos comienzan a dudar de que la escuela da a todos, efectivamente, las mismas oportunidades y que ella es una vida segura hacia la riqueza y el éxito.
7- Los promotores de la educación permanente estiman que la crisis del sistema escolar puede ser superada prolongando la escolaridad y difundiendo la educación más allá del periodo escolar.
Pretenden:
a) que tratará los problemas del desempleo masivo mediante un reciclaje de los desempleados;
b) que permitirá a los adultos adaptarse a los cambios tecnológicos que pueden volver caducos los conocimientos profesionales, permitiéndoles ejercer nuevas actividades;
c) que facilitará una inserción social satisfactoria de los grupos desfavorecidos; ancianos, mujeres, minorías , habitantes de países subdesarrollados…);
d) que entrañaría la convicción de que cada quien puede siempre subir en la escala social gracias a la formación que ofrece a todos y en todo momento la oportunidad de lograrlo.
8- Afirmamos que:
a) la causa principal del desempleo se debe a la existencia de un número más grande de trabajadores que de empleos. El reciclaje no puede crear empleos inexistentes;
b) la formación continua contribuye a la desvalorización de las cualificaciones, al deterioro de las competencias, y amenaza de esta manera la seguridad del empleo y los derechos de los trabajadores con mayor antigüedad;
c) todo programa de educación refuerza el poder de las clases privilegiadas y consolida su dominación;
d) la educación permanente no puede mejorar la situación de los adultos más que en la medida en que sean abolidos los empleos no calificados y alienantes. A menos de modificar considerablemente el proceso de producción, la educación permanente no es más que un medio de promoción individual en detrimento de una promoción colectiva.
9- En consecuencia, estimamos que la educación de adultos, incluso si entraña cambios formales en las instituciones, los empleos del tiempo, los medios y los modos de financiamiento, no hará mas que mantener las condiciones sociales, políticas y económicas existentes, como todo sistema escolar.
10- Toda persona, cualquiera que sea su edad, tiene el derecho de decidir qué quiere aprender. Cómo, cuándo y donde. El saber debe ser accesible a todos en todo momento. Ninguna institución puede monopolizarlo ni sancionar su difusión. Aprender, vivir y trabajar son un todo unitario.
11- Viviendo, aprendemos. Aprender es una función de la vida. El hombre aprende constantemente, durante toda su vida. Ningún saber es superior a otro; es simplemente diferente.
No obstante; algunos tienen más conocimientos que otros; han tenido el poder de acceder más ampliamente a otras fuentes de información de conocimientos y a otros recursos. Con el fin de abolir ese poder, cada quién debe tener acceso a toda clase de conocimientos. Con ese fin cada uno debe poder beneficiarse de un tiempo igual, de recursos financieros iguales y de una libertad igual para aprender.
Por otro lado cada uno debe tener el derecho de acceder libremente y sin intermediario a todas las informaciones, instrumentos, equipamientos y personas de las cuales puede tener necesidad para aprender.
12- Los hombres son los mejores jueces de aquello que han aprendido. El recurso a educadores profesionales con el fin de evaluar lo que han aprendido es superfluo y crea una relación de dependencia.
13- Por ello afirmamos:
a) Que es más importante poner los conocimientos existentes a disposición de todos en vez de acumularlos para el uso exclusivo de los especialistas.
b) Los especialistas: profesores, médicos, abogados, ingenieros, científicos, arquitectos, tienen la obligación de compartir sus talentos, experiencias y competencias, abandonando así su monopolio profesional;
c) Los trabajadores tienen derecho a tomarse su tiempo para emprender estudios e investigaciones vinculados a su trabajo, con el fin de actuar continuamente sobre el proceso de producción y sobre el medio ambiente, y satisfacer las necesidades definidas por ellos mismos;
d) Las calificaciones, los títulos (diplomas) y exámenes deben ser suprimidos. Sería ilegal exigir constancias de escolaridad (de estudios), pruebas de control, como condición para obtener un empleo. La capacidad de un individuo para realizar un tarea será estimada por la comunidad de trabajo a la cual pertenece;
e) Los individuos y los grupos serán alentados a crear comunidades de trabajo y de centros conviviales abiertos a todos, controlados únicamente por los usuarios. Tendrán que desarrollar la autoconfianza y el análisis crítico gracias al aprendizaje por medio de la acción;
f) Cada uno, cualquiera que sea su formación o sus títulos (diplomas), debe tener el derecho de compartir sus experiencia, su saber o sus competencias. Nos oponemos de esta manera a la profesionalización de los formadores de adultos.
Cuernavaca, Cidoc, Doc. 1/V/74/70
Publicado en “La educación. Una autocrítica”, Paulo Freire, Ivan Illich, 2011
Disponible en “Los costos de la educación permanente: Un verano en el CIDOC (agosto de 1974)”
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