Pensar el zapatismo. A 26 años del levantamiento del EZLN

Durante el 2019, los zapatistas  anunciaron la creación de nuevos Caracoles y Municipios Autónomos rebeldes. En el marco de la actual crisis de los modelos neoliberales y frente a un nuevo aniversario de la sublevación en Chiapas, compartimos  miradas diversas sobre un movimiento que muestra su actualidad y vitalidad. Hablan Cerdeiras, Zibechi, Barciela, Lopez Guidi, Tischler y Pacheco.
En diciembre de 2008, visitó la ciudad uno de los pensadores más destacados de la filosofía y la política en Argentina. Junto con docentes y estudiantes del CURZA coordinamos la visita de Raúl Cerdeiras, filósofo argentino y editor de la revista política «Acontecimiento», que ha dedicado su vida de militancia y pensamiento a la construcción de una nueva, diferente y subversiva visión de la política. Cerdeiras es además el introductor en nuestro país del pensamiento del filósofo francés Alain Badiou a través de la traducción de su obra al castellano.
En una entrevista que le realizamos le consultamos lo siguiente:
Desde la perspectiva de la emancipación se abrazan dos proyectos: uno el de la revolución bolivariana y otro el zapatismo. Algunos sectores políticos hacen un enorme esfuerzo por complementarlos. ¿Crees que con compatibles?

Creo que son felizmente incompatibles. El que ha trazado la divisoria real de aguas en política en América Latina es el zapatismo. El chavismo es la vieja política del estado, vertical, del líder, de la organización, creer que de arriba planifico y dirijo. Pero ahí no hay ninguna idea política nueva.

Las consignas y el discurso político del bolivarismo o el chavismo reproducen las consignas clásicas del antiimperialismo, el populismo. Eso no agrega nada. Justamente es de lo que venimos.
Hace muy poco fuimos testigos de la Sexta Declaración de Lacandona en donde los zapatistas se apropian de una identidad muy definida: se definen como de «abajo» y a la «izquierda». ¿Te sorprendió esta identificación?
RC- Si, me llamó la atención. Ellos se definen como anticapitalistas, de izquierda y de abajo…
No parece muy novedosa la definición…
Exactamente. En un principio, cuando leí el proceso de formación a mi mucho no me gustó. Especialmente cuando se fortificaba la idea del anticapitalismo, me pareció muy de la vieja izquierda, muy de «estar en contra». Después cuando empezaron a profundizar más, cuando plantearon que la izquierda era un lugar de lucha y de decir «nosotros somos parte de la historia de aquellos que se han revelado y esos son los que están en la izquierda», cuando hicieron esa diferencia entre la izquierda legal o partidaria y la otra, me gustó más. Lo de abajo significaba estar con la gente, a distancia del estado, no tomar el poder. Y lo del anticapitalismo queda como una declaración tácita, de decir que cualquier política que sea emancipativa implica estar en contra del capitalismo.
«Pero los zapatistas en ningún momento proponen como salida un modelo de sociedad socialista. No hacen como dice Chavez «voy a hacer el capitalismo del siglo XXI». Esta postura refleja solo la impotencia de ese movimiento que no puede hacer más que repetir todo lo que se ha hecho el siglo pasado».
En septiembre de 2009 tuvimos la oportunidad de participar del seminario de Raúl Zibechi “Las nuevas prisiones de los movimientos sociales” organizado por La Vaca en Capital Federal. Allí el periodista uruguayo y conocedor profundo de la realidad Latinoamérica y los movimientos sociales, desarrolló sus ideas acerca de la relación entre la nueva gobernabilidad y los movimientos sociales.
El autor de libros como “Genealogía de la revuelta” (1995), “Dispersar el poder” (2006), “Territorios en rebeldía, cartografía política de las periferias urbanas latinoamericanas” (2008), entre otras publicaciones, se refirió al zapatismo en una entrevista que le realizamos concluido el seminario:
Hoy pareciera que las aguas están divididas en el continente en lo que refiere a los proyectos de liberación entre los que ven una salida institucional, identificados con el bolivarianismo y los que la ven por el lado de los movimientos y su autonomía identificadas con el zapatismo. Algunas vez Cerdeiras nos decía que el bolivarianismo y el zapatismo eran “felizmente incompatibles”. ¿Cómo lo ves?.
Si, coincido con Cerdeiras en esto. El zapatismo es un movimiento que no se propone pasar por el estado, ni la toma del poder, sino que se coloca en otro lugar. Es cierto que los movimientos de Venezuela y Bolivia tienen una referencia estatal muy potente, muy poderosa y todo lo referencian al estado. Creo que está bueno desarrollar esa idea.
Si vos pensas en el zapatismo tenés que pensar en la comunidad. No podes pensar solamente en los discursos de Marcos, eso es una mínima parte del zapatismo. Lo mismo en el tema de los piqueteros, ahí hay que pensar que pasa en los barrios y territorios.

Cerrando ese mismo año, Gonzalo Barciela, docente de la Universidad Popular de las Madres de Plaza de Mayo llegó al CURZA para dar continuidad al seminario “La decisión armada. Indagación sobre la subjetividad militante en la Argentina Sublevada (1969-1973)”.

Le consultamos sobre el zapatismo al final de la nota que nos brindó en el CURZA:
En esto de pensar la ética militante de las organizaciones armadas de los 60 y 70, nos viene a la cabeza la imagen del zapatismo. El zapatismo parece haber aprendido de las experiencias e inaugura una nueva ética. En palabras de los zapatistas: “el fin no justifica los medios”. ¿Lo ves así?
Creo que el zapatismo es como una suerte de anacronismo. En el momento mismo en que acontece la toma del municipio de San Cristóbal de las Casas, Jorge Castañeda publicaba un libro, “La utopía desarmada”, donde daba por cerrado el ciclo de la izquierda armada latinoamericana. El zapatismo emerge como un grito de desahogo, desde esos márgenes del repliegue.
El zapatismo no tiene una capacidad de incidencia en términos de su tecnología militar. Ellos saben que están cercados en términos militares. Lo que han entendido bien es una suerte de relectura de la “guerra de posiciones” en el espacio de lo político. Incluso uno podría entender que el imaginario político de los ’60 y ’70 permanece como parámetro que informa la acción, en tanto existe un marcado foquismo, porque San Cristóbal de las Casas es como una suerte de centro de irradiación, a partir de la palabra de Marcos que ensaya una “guerra de zapa”, que pretende quitar o arrebatar al enemigo sus puntos de repliegue, en el sentido de buscar apoyos políticos.
El zapatismo es un fenómeno ligado a los procesos de autonomía, de búsqueda de iniciativas propias en relación a un Estado fuertemente centralizado, pero que termina por tener una referencia residual y espectral respecto del mismo. Coincido en que hay un cuestionamiento de cierta lógica militarista, muy presente en el debate que tuvo Marcos con Euskal Ta Askatasuna (“País Vasco y Libertad”), durante el año 2003, pero el foquismo, como componente de un imaginario político, y con la fuerza movilizadora que tiene la imagen, permanece, más allá de su identificación con una práctica armada ligada a la contraposición campo-ciudad, es decir, una matriz de orden territorial.
Néstor López Guidi, docente, investigador y miembro del Consejo de Redacción de la revista e editorial Herramienta, dialogó con nosotros en marzo de 2015 acerca de su propuesta de abordar al zapatismo desde una aggiornada visión marxista. Para López Guidi, el zapatismo es una forma de vínculo mediada por nuevas relaciones sociales y no por el dinero, fetiche del capitalismo en su etapa superior, el neoliberalismo.
Compartimos un rico extracto:
La revista de la que formas parte tiene una orientación marxista y el zapatismo aparece como un acontecimiento difícil de atrapar desde esas teorías. ¿Desde qué lugar analizas al zapatismo?
Tengo una trayectoria de militante marxista. Me acerco al zapatismo desde el marxismo de Marx. No desde Lenin, el marxismo-leninismo es un oxímoron, un contrasentido. En las Tesis sobre Feuerbach Marx dice que la conciencia es producto de la experiencia y la existencia. Para Lenin la conciencia viene de arriba, de los especialistas, los intelectuales, no de abajo, de la base. La conciencia política es el partido y los profesionales. Lenin separa teoría y práctica. Marx destaca que lo importante es la praxis o practica pensada. Por eso los zapatistas son más marxistas que Lenin.
En el zapatismo encuentro a Marx. En esta idea de la conciencia y la lucha contra el dinero. Para el marxismo la riqueza de las sociedades es la acumulación de mercancías, pero detrás de la mercancía está el trabajo concreto y abstracto.
El dominio pre-capitalista era claro, observable, era el rey o el esclavista. El eje del capitalismo es una relación social de dominio abstracto. Hoy el sistema se ha invisibilizado, aunque veamos las instituciones de represión como el ejército, el estado, la policía. Ese ha sido un gran error del marxismo tradicional. Había una vía simétrica para enfrentar al capitalismo. Me jugué toda la vida en eso y el fracaso me hizo pensar.
Siguiendo con lo que decís, vemos que la lucha del zapatismo es más profunda. No es contra el ejército, sino contra el neoliberalismo.
Las relaciones sociales están mediadas por el dinero. Los zapatistas no usan dinero. Eso es ir al fondo del problema. No la cuestión del poder que cambia hombres y figuritas. Las crisis mundiales demuestran eso. La subjetividad zapatista emerge de abajo. Es una rotura epistemológica, del arriba y abajo.
Con la salida de Marcos como vocero del movimiento, el zapatismo reitera –más profundamente que antes- una fuerte crítica al vanguardismo, a la idea de no caer en lo que denuncian.
Se hacen muchas interpretaciones. ¿Qué va a pasar ahora que no está Marcos?. Es una mirada verticalista. Los procesos revolucionarios se dan con esa mirada porque es un problema si se muere Fidel Castro o Chávez. El tema es que la existencia de Marcos fue importante, en un movimiento que es un ejército y lucha para dejar de serlo. Marcos tendió un puente hacia afuera, hacia el mundo. También fue un personaje de distracción, el mundo lo vio a él. Existe una incapacidad de entender el magma, lo que sucede abajo.
En estos años, los zapatistas crearon 500 escuelas con 45 mil egresados, no tienen cárceles. La educación es participativa, la misma sociedad define que quiere aprender. Eso es poco mirado, tal vez por la propia presencia de Marcos. La expectativa es que ahora todo esto surgido de las comunidades se pueda ver.

 

En octubre de ese mismo año (2015), visitó el CURZA Sergio Tischler, sociólogo e historiador guatemalteco, con una destacada labor de investigación acerca de la lucha zapatista e integrante del grupo de trabajo de John Holloway, con quien conversamos sobre los alcances de la experiencia zapatista y su impacto en las luchas actuales.

Parte de la entrevista:

Se le critica al zapatismo no articular su lucha con otras organizaciones. En un momento el zapatismo armó El Frente Zapatista de Liberación Nacional (FZLN) que luego eliminan. ¿Cómo entendes la relación entre el zapatismo y el resto de las luchas sociales?
Si, lo del Frente Zapatista de Liberación Nacional no funcionó y largan la Sexta Declaración de La Candona y “La Otra Campaña”. Que me parece una formula muy buena. El zapatismo es muy tajante en no tener relaciones con los partidos. Eso se calificó como de ultra, de doctrina.
Esa crítica fue muy fuerte con La Otra Campaña, en momentos en que venía como candidato de la izquierda institucional del Partido de la Revolución Democrática –PRD- López Obrador, que fue regente del Distrito Federal. Se trata de un buen regente, honesto, un demócrata que hacia énfasis en el tema de enfrentar la corrupción y prometía trasladar el modelo del DF al país.
En ese contexto el Zapatismo hace la Otra Campaña y largan declaraciones muy fuertes contra López Obrador por su discurso populista. Creyeron que era necesario pintar la línea entre el zapatismo y el PRD porque veían el riego que se rompiera la movilización autónoma incipiente. Finalmente hubo un fraude contra López Obrador y no ganó.
Yo creo que el triunfo de López Obrador podría haber facilitado ciertos espacios de movilización pero existía el riesgo de la desactivación de la autonomía por parte del estado que en México tiene una tradición muy fuerte. La idea de La Otra Campaña era generar la autonomía en las ciudades y generar la fisura de la mirada hacia el estado. A partir de ahí un sector de la izquierda intelectual, inicia una mirada crítica del zapatismo. Hay que recordar que el zapatismo no llamó a votar a ninguno de los candidatos.
Luego, el zapatismo estuvo un tiempo sin aparecer y aparecieron los Caracoles. Allí se tejieron muchas especulaciones, pero el zapatismo logró hacer crecer la autonomía.
Existe también una influencia del zapatismo sobre la institucionalidad. Recordamos el discurso de Evo Morales en su asunción cuando habló del “Mandar Obedeciendo”, y ahora Podemos en España también utiliza categorías zapatistas.
Si hay una apropiación de los discursos zapatistas. Recuerdo la lucha Kurda, pero en ese caso es fiel porque tiene que ver mucho con el rol de la mujer. Por eso el zapatismo es incuantificable porque tiene una dimensión ético-moral, con una imagen nueva de revolución. Yo creía que era impensable la revolución, desde la práctica y la teoría y ellos abren de nuevo la posibilidad.
Incluso el propio Marcos en las entrevistas dice que ellos llegaron a la selva con un idea marxista-leninista y luego la propia realidad comunitaria los trasforma a ellos.
«Es una de las cuestiones clave. Ellos entendieron que para hacer la revolución había que dejar de ser vanguardista. Ellos eran foquistas, la idea más vanguardista que existe, pero abrieron el oído y aprendieron a escuchar. Eso es transformar el monologo de las vanguardias en un dialogo. Sino creo que hubiesen terminado como en Guatemala donde la guerrilla tuvo un fuerte componente indígena, pero no se entendió la lógica antagónica entre la idea de revolución como toma del poder y la lucha indígena».
El zapatismo rompe también con la idea que infra-valora al sujeto campesina-indígena…
La revolución mexicana es campesina, es la primera reivindicación mundial de los campesinos, donde se incluye en la constitución la reforma agraria. Con el zapatismo tenemos al campesinado como el sujeto más activo de las luchas populares. El zapatismo hizo una muy fuerte interpelación al sujeto campesino rebelde. Incluso la gente del Congreso Nacional Campesino tiene vínculos directos con el zapatismo. Esto ha cambiado la percepción paternalista de lo indígena y lo campesino, por una rebelde.
Por ultimo, este año organizamos la visita del escritor Mariano Pacheco, quien presentó en el CURZA el libro “Desde abajo y a la izquierda. Movimientos sociales, autonomía y militancias Populares”. En la charla en la universidad, en la entrevista que le hicimos y en el propio libro, el autor toma la irrupción del zapatismo como el inicio de un ciclo de luchas sociales y políticas en el continente. De hecho habla del zapatismo como “nuestra revolución de octubre”, por lo que el movimiento habilitó en las nuevas generaciones militantes del mundo.
«El zapatismo es a nuestra generación lo que fue la revolución bolchevique para las militancias de izquierda del siglo XX», señala el autor.

 

Para Pacheco fueron los zapatistas quienes tempranamente supieron dar cuenta del “Nuevo Orden Mundial”. Para ellos, dice el autor, la “Cuarta Guerra Mundial” se trata un ofensiva planetaria del capital contra los territorios y los cuerpos indóciles.

Trazando analogías con las luchas que se dieron en nuestro país, Pacheco dirá que “dos años después del levantamiento zapatista, los pobladores de Plaza Huincul y Cutral-Co se disponen a protagonizar la jornada que marcará el inicio del ciclo de resistencia popular anti-neoliberal en Argentina”.

Patricio Lobos, Amargas Sales, 2 de enero de 2020
Fuentes:
Entrevista a Raul Cerdeiras. “La nuevo política no tiene mas remedio que nacer minoritaria”. Diciembre de 2009. En: http://revistaalsurdelviento.blogspot.com/2012/11/entrevista-raul-cerdeiras-la-nueva.html
Zibechi: “Es evidente que estamos antes formas de dominación mas sofisticadas”. Noviembre 2009. En: http://revistaalsurdelviento.blogspot.com/2012/11/zibechi-es-evidente-que-estamos-ante.html
Barciela: “En el peronismo hay un nucleo fundacional plebeyo que toca alguna fibra sensible de los sectores dominantes”. Diciembre 2009. En: http://revistaalsurdelviento.blogspot.com/2012/11/barciela-en-el-peronismo-hay-un-nucleo_26.html
 “Los zapatistas son mas marxistas que Lenin”. Marzo de 2015. En: http://alaollasinreceta.blogspot.com/p/mazamorra.html
“El zapatismo no solo es el acto de organización clandestina, sino la generación de un espacio político extraordinario”. Octubre 2014. En: http://alaollasinreceta.blogspot.com/2016/01/el-zapatismo-no-solo-es-el-acto-de.html.
“Hay una actualidad de 2001 que nos dice que la centralidad política no pasa por el estado”. Octubre de 2019. En: https://amargassales.blogspot.com/2019/10/hay-una-actualidad-de-2001-que-nos-dice.html.
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