¿Dónde andás, Bakunin?
Una sola cosa querías: conservar hasta el final de tus horas el don de la rabia, para vos imprescindible. ¡Charlatán, cabezadura, cosaco de mierda! –El amor por lo extraordinario, un defecto capital de tu ser. –¡Mahoma sin Corán! –El sosiego te desespera. –¡Un malabarista, un Papa, Leer más…