Chile: que se vayan todos y que no lleguen otros

¿No sería una mejor solución no cambiar estos políticos puntuales, malvados, corruptos, feos, por otrxs, bondadosxs, justicierxs, heroicxs y bonitxs; sino cambiar de verdad nuestras maneras de relacionarnos y organizarnos?

¿No sería buena idea seguir con la práctica que encendió la chispa, evadir, y para seguir ganando fuerza, se hiciera masiva también la evasión al gobierno, la evasión al estado, la evasión a la economía? Para no terminar volviendo una vez más, a caer en las mismas trampas, redes y capturas que mantuvieron la situación de mierda por 30, por 50, por 200 años.

Si ha quedado en evidencia la ilegitimidad del poder, si el rey está desnudo, y el gobierno como la policía quedan evidenciados como una pandilla más, una banda armada organizada, una conspiración asesina y criminal más, como cualquier narco o empresa transnacional, ¿qué poder tiene marchar por las calles o apelar a los derechos humanos y demás abstracciones y símbolos, frente a las organizaciones armadas, y la impunidad de los gobiernos? ¿O la evidente complicidad de los «organismos internacionales»? ¿Quién se supone que nos va a venir a salvar? ¿Quién se supone que hará justicia? ¿Un nuevo rey con un más bonito traje de luces?

La solidaridad es un acto, no una palabra.

Que los ríos vivos recuperen su caudal, no el cauce, sino el caudal, el torrente, que decida por sí mismo por dónde quiere ir, no que lo encaucen por caminos preconcebidos, controlados.

¿Realmente vamos a marchar por las calles hasta que “el gobiernos nos escuche”? ¿Un día Piñera y compañía sufrirán un ataque de consciencia, y dirán, oh vaya, estábamos equivocados, lo mejor será que renunciemos y retiremos los ataques policiales, liberemos a los presos y nos entreguemos a los tribunales?

El pedir, denunciar, reclamar, mantienen la dependencia y la separación. La espera. La esperanza que alguien venga a rescatarnos. Ayuda a reforzar el sistema actual con más normas, más leyes, más burocracias, instituciones centralizadas; una policía que vigile a la policía, unos políticos que vigilen a los políticos.

La autonomía no se pide, se ejerce. La justicia también. Como la alegría.

“Denunciar” vía virtual, puede que tal vez ayude en algo ha esparcir cierta percepción de los ataques, entre la propia población, y más que nada a un necesario desahogo, pero no es lo mismo que de hecho hacer algo u organizarse.

Descubrir a estas alturas que la policía tortura, asesina, viola, parece un poco ingenuo, como descubrir que los políticos roban, o que la televisión miente. ¿Realmente hay alguien que no sepa eso? Y si no lo ha reconocido hasta ahora, ¿un post de facebook le hará cambiar de posición?

El asesinato impune de Macarena Valdés, o de Alejandro Castro, intentando flojamente hacerlos pasar como suicidios, son parte de la normalidad de un año común y corriente, no “excepciones” ni “salidas de protocolo”, son el funcionamiento necesario para que la normalidad pueda continuar. Así como el asesinato impune de Camilo Catrillanca, y todxs lxs demás peñis asesinados.

Cualquier comunidad Mapuche sabe ésto en carne propia, y todos los llamados chilenxs tenemos mucho que aprender del pueblo Mapuche. Aprender de su autonomía y autodeterminación, de su az-mapu y su vínculo con la Tierra, su comprensión de la vida, su visión de las aguas, sus relaciones comunitarias, su memoria viva. De su resistencia y lucha sin fin.

Las grandes riquezas, que son el problema, bien pueden dejar que la pequeña economía se arruine por las mismas manifestaciones y huelgas, mientras ellos esperan que se disipe el humo y retoman luego con renovado monopolio el control. Como ya ha pasado en otros lugares.

Los aprendizajes colectivos, y el desarrollo de la inteligencia estratégica, tienen la velocidad de los acontecimientos y las crisis como tiempos límites. «La única medida de la crisis del capital, es la fuerza de quienes buscan destruirlo.»

«De manera general, no vemos cómo algo distinto a una fuerza, a una realidad apta para sobrevivir a la dislocación total del capitalismo, podría verdaderamente atacarlo, es decir, hasta alcanzar justamente esa dislocación.»

18 de noviembre de 2019

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