La Red de Espacios de Madrid Autogestionados (REMA), que reúne a veintidós espacios, ha visto la luz después de varios meses de asambleas y a pesar de la desaparición de algunos centros sociales emblemáticos como La Dragona y la Ingobernable.
Cerca de 200 usuarias y participantes de más de veinte centros sociales de la ciudad de Madrid se dieron cita en el Espacio Solar Polivalente Autogestionado (SPA) Maravillas, el domingo 26 de enero, para presentar la Red de Espacios de Madrid Autogestionados (REMA). Veintidós espacios han acabado confluyendo en esta red después de varios meses de asambleas, y a pesar de la desaparición de algunos centros sociales emblemáticos como La Dragona y la Ingobernable.
“Llevamos varios meses —señala Ana Useros del la Eskalera Karakola y coportavoz de REMA—, hay un precedente, la red de espacios ciudadanos que surgió hace cuatro años, en unas circunstancias distintas, pero ahora el esfuerzo es mucho más ambicioso. La idea es que esté todo el tejido asociativo de Madrid y que se puedan diseñar no solo estrategias comunes sino un conocimiento común. Que no seamos ni por barrios ni por distritos, sino que la ciudad de Madrid conozca dónde están sus aliadas”.
Alberto López, del centro social Seco y también coportavoz de REMA, subraya el espíritu que sostiene la creación de la red: “En total 22 espacios firman el manifiesto original. Hay dos que están pendiente porque tienen que pasarlo por asamblea, que es el ritmo que tenemos los espacios comunitarios —detalla López—, pero la idea es que se sumen todos los espacios, plazas, solares ocupados de Madrid para construir líneas de defensa común, y reivindicar nuestro derecho a existir como espacios, y a que haya otro tipo de ocio y formas de organizarse alternativas a la sociedad de consumo”.
La presentación de REMA consistió en un sencillo pero animado acto donde se leyó el manifiesto consensuado por los veintidós espacios firmantes y por lo tanto integrantes de la red. El texto reivindica los centros sociales, solares y plazas que mediante “la auto-organización, y a menudo desde una legítima desobediencia civil como forma de expresión colectiva del derecho a la ciudad, cuestionan las lógicas de un sistema que nos convierten a todas las personas en usuarias o clientes”.
Reiteran en este documento fundacional que “no se trata de la supervivencia de un espacio en concreto sino de la defensa de un patrimonio que pertenece a la comunidad y que hoy más que nunca es el necesario contrapeso al retroceso en políticas sociales, de igualdad, ambientales y de participación democrática en nuestra ciudad. Cada espacio en peligro, cada cierre o desalojo no solo supone una pérdida para la comunidad para la que trabaja sino para toda la ciudad”.
Espacios amenazados
El manifiesto también deja constancia del intenso acoso que están sufriendo por parte de las administraciones los centros sociales, espacios autogestionados, comunitarios y de gestión ciudadana. A lo largo del 2019, y a iniciativa del nuevo gobierno de José Luis Martínez Almeida de la ciudad, el consistorio desalojó espacios de amplia trayectoria (La Dragona), y fuerza simbólica (La Ingobernable), a la vez que clausurado espacios cedidos en años más recientes como La Gasoli y La Salamandra, los cuales han visto cerradas sus puertas incluso sin aviso ninguno. A este respecto Ana Useros reconoce, “Probablemente el peligro más inmediato son todos esos espacios que tienen una cesión extraña. Los que el ayuntamiento anterior cedió pero que quizá no estén tan enraizados y tan legitimados como los espacios que llevan más tiempo”.
La amenaza se cierne ahora sobre el SPA Maravillas, un solar enclavado en pleno barrio de Malasaña que lleva nueve años autorganizando diversas actividades (huerto, cine, salud, espacio infantil, grupo de consumo, vivienda…) en el centro de la ciudad, a contracorriente de la especulación inmobiliaria, turística y comercial que viene padeciendo de manera reiterada. Un barrio con poquísimos espacios verdes y abiertos a sus habitantes para que respiren algo más que no sea asfalto, está a en peligro de perder un espacio único.
Dora García, portavoz de SPA Maravillas describe a El Salto la situación que enfrenta este espacio autogestionado: “Lo que hay es la notificación de que tenemos 10 días para desalojar, con lo que vamos a presentar el consiguiente recurso argumentando que nos parece atípica la forma en que lo han comunicado, para ganar un poco de tiempo”. Lo que tememos —continúa— es que lo firmaron entre Ayuntamiento y Comunidad y se han dado un plazo hasta el 11 de marzo como fecha final, ¿será eso así? Es lo que estamos viendo a nivel de estrategia para intentar gestionar. Entonces también veremos diferentes acciones que vamos a ir convocando”.
Al respecto de la pertinencia de la presentación de la REMA en el SPA Maravillas, Gloria apunta: “Más que venir bien, es que es necesaria, porque todos los colectivos centros sociales, solares y demás, estamos amenazado. Con ese tripartito [por PP, Ciudadanos y Vox] en la Alcaldía y la Comunidad está claro que la amenaza es galopante. Lo que tenemos que hacer es unirnos, cada uno desde su perspectiva e idiosincrasia pero unirnos y hacer actividades con muchísima más fuerza, que se nos vea y consigamos más apoyos. La REMA es necesaria y hay que espabilarla. Tenemos que estar los colectivos y la sociedad ahí fuera haciendo y construyendo”.
La próxima convocatoria en defensa de SPA Maravillas será el viernes 31 de enero con un desayuno. Mientras tanto el solar continúa son sus actividades programadas. “El solar sigue su proyecto, seguimos con el huerto, con su jardín, con el mercado, eso va a continuar, invitamos siempre que esto está abierto”, concluye Dora.
Susana Albarrán, El Salto, 28 de enero de 2020
Manifiesto consensuado por los veintidós espacios firmantes
En los últimos tiempos se está recrudeciendo el acoso de las instituciones a los centros sociales, espacios autogestionados, comunitarios y de gestión ciudadana, que llevan contribuyendo desde hace muchas décadas a la construcción solidaria y democrática de los barrios de Madrid. Estos espacios, creados desde la reivindicación ciudadana, la auto-organización, y a menudo desde una legítima desobediencia civil como forma de expresión colectiva del derecho a la ciudad, cuestionan las lógicas de un sistema que nos convierten a todas las personas en usuarias o clientes de una ciudad en la que deberíamos ser protagonistas principales de su construcción.
Muchos de estos espacios -centros sociales, espacios vecinales, centros comunitarios, plazas- nos reconocemos mutuamente como parte de una larga tradición colectiva común y unas prácticas compartidas desde la diversidad de miradas. Somos espacios horizontales, de construcción de democracia directa y autogobierno. Somos redes de apoyo mutuo, de cuidados y participación comunitaria. Somos espacios de lucha y resistencia ante las injusticias y desigualdades del sistema. Somos espacios cercanos, de barrio, alegres, rebeldes y combativos. Somos diversos, igualitarios, espacios seguros e inclusivos. Somos la única posibilidad para muchas personas de acceder a una cultura y a un ocio alternativo no mediados por el interés comercial.
Somos espacios rescatados colectivamente de la especulación o del abandono de la administración para el beneficio común. Somos espacios autogestionados donde la cooperación y la comunidad sustituyen a la competitividad y el progreso individualista. Somos lugares donde se promueve el pensamiento crítico y se ponen en marcha alternativas a las insuficiencias del modelo actual de sociedad. Durante todos estos años estos espacios hemos generado una enorme riqueza colectiva a la ciudad de Madrid, una riqueza real que no se mide en beneficios comerciales sino en un patrimonio común incalculable de valores de solidaridad, innovación, inteligencia colectiva, sostenibilidad y justicia social que han convertido nuestra ciudad en un lugar un poco menos inhóspito y más humano.
Frente a la campaña mediática para desprestigiar a nuestros espacios y a la persecución desde las instituciones, queremos hacer un llamamiento a la vecindad de Madrid, a todos los movimientos, plataformas, colectivos y asociaciones que participan o han participado de estos espacios, a todas las organizaciones que trabajan por crear una sociedad más justa y sostenible, y a todas las personas que no se conforman mostrándose pasivas ante las decisiones de los poderes políticos y económicos: no se trata de la supervivencia de un espacio en concreto sino de la defensa de un patrimonio que pertenece a la comunidad y que hoy más que nunca es el necesario contrapeso al retroceso en políticas sociales, de igualdad, ambientales y de participación democrática en nuestra ciudad. Cada espacio en peligro, cada cierre o desalojo no solo supone una pérdida para la comunidad para la que trabaja sino para toda la ciudad. Debemos defender con determinación no solo la continuidad de estos espacios, sino su reconocimiento como sujetos políticos de nuestra ciudad y su legitimidad basada en el trabajo colectivo para el beneficio común.
Defendamos colectivamente estos espacios y, en consecuencia, el derecho a construir en conjunto una ciudad mejor. Sigamos tejiendo sueños para demostrar que otro mundo es posible”
¿Quienes somos las buenas gentes que firmamos esto?
Asociación Vecinal La Flor, CSO Atalaya, Asociación Cultural La Compañia del Krisol, Centro Social La Piluka, CS La Ingobernable, @Casa de Cultura y Participación de Ciudadana Chamberí, La Enredadera de Tetuan, La CABA – Casa Autogestionada del Barrio de Aluche, Centro Social Seco, ES La Salamandra, EV Arganzuela, Cso La Yaya, 3peces3, CSOA La Traba, Esta es una Plaza, La Tortuga Lavapiés, La Tabacalera de Lavapiés, Solar de Antonio Grilo-Solar maravillas, La Villana de Vallekas, Escuela Popular de Prosperidad, KPM La Eskalera Karakola