Queridxs compañerxs, hermanxs, y todas las personas con corazones grandes que se han comunicado por el terremoto que sucedió el 6 de febrero 2023 en Kurdistán, Turquía y Siria.
Les escribo para agradecerles por su solidaridad, apoyo y preocupación, y también informales sobre la situación catastrófica y proponerles cómo seguir ayudando.
En la zona afectada por el terremoto se encuentran más de 20 ciudades y 26 millones de población, que vive en las ciudades y aldeas (15 millones en Kurdistán y Turquía, 11 millones en Kurdistán y Siria). Más de 5 millones se consideran vulnerables en los lugares que colapsaron totalmente. Solo en la zona afectada en Turquía, 7 mil edificios fueron derribados.
En Siria no tengo datos al respecto. El número de muertes registradas hasta el día 10 de febrero es 23.367 (18.342 muertes en Turquía, 5.025 muertes en toda Siria). El número de heridos es 83.752 (74.242 en Turquía, 9.501 en toda Siria). Estos datos van creciendo hora por hora, día por día, porque aún hay muchos lugares ni siquiera intervenidos, y no han llegado los equipos de búsqueda y rescate.
Y los que están colapsados no son solamente edificios; no hay electricidad, no hay agua, las carreteras están destruidas, no hay señales para comunicación permanente y además estamos en invierno entre -6 grados (día) y -21 grados (noche). Para la gente que sobrevivió, es muy urgente crear espacios de alojamiento, que ahora son carpas de tela y plásticos, encontrar estufas para calentarse, generadores para producir electricidad, servir por lo menos dos veces al día comida caliente, crear baños y duchas, equipar hospitales, y más… y todo esto debe ser de una manera permanente y organizada. Es muy triste y trágico, pero por parte de las autoridades estatales hay una desorganización total. El Estado sirio ya ha dejado a su gente morir durante 12 años de guerra y el Estado turco ha gastado 61 mil millones de dólares del fondo de terremoto para hacer carreteras (lo dijo el presidente). Es muy tragicómico que las embajadas turcas están recolectando ropas y cosas desde países latinoamericanos, porque hay poca posibilidad de que estos lleguen a la gente. Hay videos que muestra que dejaron miles y miles de paquetes de ayuda muy por fuera de la zona, en las carreteras donde ni siquiera la gente puede llegar para recogerlos. Encima está lloviendo y simplemente se están echando a perder. Además, Turquía es un país muy empresario, exportador, productor de miles de materiales. Es decir, todo lo que necesita la gente están en las bodegas de empresas turcas, no se pide que los envíen a la gente. En corto están haciendo un espectáculo, y solo están tratando de tapar su culpa.
Además, como la zona más afectada es donde viven los kurdos y alauíes (es una secta musulmana criminalizada por el Estado turco), las autoridades turcas no proporcionan ni ayuda, ni servicio, ni coordinación; al contrario, están alimentando el racismo contra inmigrantes sirios, y contra a la gente que está tratando de impulsar iniciativas por sus propias fuerzas. Han dictado el estado de emergencia, pero sabemos que el objetivo no es levantar una emergencia humanitaria; por el contario, quieren militarizar más la zona, y violar los derechos humanos que ya han empezado. Las pocas ayudas que han enviado hasta ahora se distribuyen de una manera muy desigual, selectiva, desorganizada y militarizada. Hay muchos videos que están circulando sobre gente local y voluntarios que están contando hechos insoportables, terribles. Lo mismo para en Siria, que el Estado está bloqueando carreteras y los pasos de la ayuda humanitaria (la zona afectada en Siria, la mitad está controlada por las fuerzas armadas sirias, y la otra mitad por fuerzas turcas y yihadistas respaldado por el ejército turco). Encima, Turquía ha bombardeado.
A pesar de todo, los pueblos están organizándose para crear una atención más organizada, coordinada, rápida e igualitaria. Como pueblos que han vivido en la guerra, saben cómo compartir tareas, formas iniciativas, producir, encontrar y distribuir necesidades. Así han formado comunas de mujeres que están cocinando pan, crearon ollas comunes en muchos puntos que cocinan para todxs, talleres que están cosiendo carpas (tiendas de campanas para familias), las instituciones civiles kurdas crearon mesas de crisis donde están haciendo listas de gente, de sus necesidades, donde se encuentran, etc. Miles de voluntarios están cargando cosas en las aldeas más olvidadas, están trabajando para crear un de poco vida para todxs.
Como me han vuelto a preguntar sobre qué se puede hacer, les propongo apoyar económicamente y de una manera permanente a estas iniciativas, tanto de la gente como de las instituciones de sociedad civil. Pueden seguir canalizando su apoyo personal donando a la Media Luna Roja de Kurdistán, principal organización que trabaja en el territorio, directamente con la población. Pueden donar por PayPal o directamente con la tarjeta de crédito o débito aquí.
Y si quieren hacer donativos más grandes como parte de sindicatos, asociaciones y alguna institución o colectividad, incluso personal, o hacer campañas de solidaridad, pueden comunicarse directamente conmigo, así le informó a cuál iniciativa local pueden donar para que realmente llegue a la gente. Estoy en permanente comunicación con la Coordinación de Mesas de Crisis, quienes están trabajando voluntariamente para coordinar la crisis humanitaria.
Ante todo, les agradezco mucho, gracias por su solidaridad…
Saludos, abrazos…
Azize Aslan *
* Socióloga kurda residente en México. Autora del libro “Economía Anticapitalista en Rojava. Las contradicciones de la revolución en la lucha kurda” (BajoTierra Ediciones, 2022) y activista del Movimiento de Mujeres del Kurdistán. Trabaja temas vinculados a la Jineolojî, la economía de las mujeres y el proceso del cooperativismo en Kurdistán, especialmente en Rojava