Los recientes reclamos de los vecinos de la toma del “2 de enero” por la regularización de los terrenos que ocupan y del barrio “Union” por la instalación de los servicios, actualizan una problemática de vieja data en la ciudad de Viedma. En el transcurso de las ultimas dos décadas, cerca de diez experiencias de ocupaciones de terrenos tuvieron lugar en la ciudad. Estas tomas tienen como característica principal su masividad, lo que revela una problemática que se extiende a amplios sectores sociales. El acceso a la tierra y la vivienda, pero también al trabajo que brinde oportunidades de ascenso social, se constituyen en derechos avasallados por las gestiones neoliberales y no revertidos por los progresismos. A continuación, compartimos una breve genealogia de las tomas de terrenos en la ciudad de Viedma.
Desde el año 2000 al 2019, se desarrollaron por lo menos una decena de experiencias de ocupaciones de terrenos urbanos en Viedma, provincia de Río Negro, en la Argentina. En una primera etapa (de 2000 a 2009), se pueden citar las experiencias del barrio Nehuén (2000), la toma de tierras del barrio “30 de Marzo” (2008), la toma del barrio Santa Clara (enero 2009) y el asentamiento surgido en el “Loteo Silva” (invierno de 2009). Una segunda tanta de tomas se registra en el año 2012: la Toma del “1 de mayo” -Balneario “El Cóndor”-, la del Barrio “Unión” y por último la toma del barrio “El Progreso”. En el 2019, el 2 de enero, irrumpió una nueva y masiva toma en cercanías de la ruta 1 lindera a la ex cancha del Club Fatima.
Estas experiencias de lucha por la tierra y la vivienda cuentan con las siguientes características: 1) “masividad”: son experiencias que muestran una ampliación de la problemática del acceso a la tierra y la vivienda a un conjunto cada vez más grande de “sectores populares” y medios), 2) “visibilidad”: los sectores populares desarrollan una nueva estrategia para utilizar los medios de comunicación locales con el objeto de interpelar al poder político), 3) “violencia”: son experiencias disruptivas, que conmueven material y simbólicamente el escenario social y político.
En Viedma se estima, que entre 7 mil y 10 mil familias no tienen viviendas o viven en condiciones de hacinamiento y precariedad. En la provincia de Rio Negro esta cifra se eleva a 47 mil o 50 mil. Se trata de una problemática nacional, ya que el déficit en el país se lo estima en tres millones y medio de viviendas. Hoy para acceder a una vivienda, las familias deben tener ingresos permanentes y en blanco, o estar asociados en mutuales o sindicatos. La situación de un importante sector de la población que posee un trabajo informal o directamente está desocupada, explica en parte este fenómeno.
Breve repaso de los casos:
1) Asamblea de “Vecinos Unidos del Barrio Nehuén”. La lucha por la vivienda digna
El barrio Nehuén surge de la primera experiencia de las nuevas tomas de tierras de la ciudad a comienzos de la década del 2000 y se sitúa en la manzana comprendida por las calles 13, 4, 15 y 2 del barrio Lavalle, populoso barrio de Viedma. Normalizada con cierta rapidez la cuestión de la tenencia de las tierras en favor de los ocupantes la lucha de los vecinos (cerca de 270 familias) se centraría luego en las condiciones de habitabilidad en un barrio donde eran comunes las casillas de cantonera y nylon.
“La Asamblea de Vecinos Unidos del Barrio Nehuén” surge en el año 2007 con el objetivo de representar los reclamos sociales centrales de los vecinos del sector. La organización fue motorizada por vecinas del barrio y dio prioridad a las demandas de mejoras habitacionales e instalación del servicio de gas.
Una vecina se remonta a los inicios de la organización:
Me acuerdo que primeramente nos juntamos con María a ver que podíamos hacer por el barrio. De ahí se fue juntando gente, empezamos a ir casa por casa, juntando firmas para el gas y después salieron otras necesidades por ejemplo unos no tenían pilar, otros no tenían la casita, la mayoría vivía en casitas humildes. Ahí empezamos a juntar a la gente.”
La precariedad de las viviendas que en algunos casos se quemaban accidentalmente, las enfermedades respiratorias y de otras índoles -todas asociadas a la situación de habitabilidad- y la ausencia de los servicios básicos, especialmente el gas, motivaron la organización.
Después vimos que más o menos el gas había quedado atrás, porque había necesidades más importantes como los chicos que se enfermaban. María salía porque es agente sanitaria y se enteraba que había chicos que habían fallecido por enfermedades como espasmos. Al no haber leña quemaban huesos, ropas, zapatillas, gomas, todo era toxico.” (Vecina Barrio Nehuén).
Durante años, y con escasa o nula ayuda estatal, estas familias fueron construyendo sus viviendas. Hoy este barrio popular alberga a cientos de familias, en una de las zonas más densamente pobladas de la ciudad.
2) Toma del “30 de marzo”. De la toma al barrio popular.
El barrio lleva ese nombre en conmemoración a la fecha del surgimiento de la “Comisión de Vecinos”. La toma del barrio se produce a fines de febrero de 2008 originada por un grupo de cuarenta y cinco familias que se asientan en terrenos municipales, unas 14 hectáreas ubicadas en una zona contigua al antiguo basural de Viedma, linderos al barrio Mi Bandera de la ciudad, convertidos en basurero irregular y destinados a la construcción de un “centro deportivo”.
En referencia a las formas de organización, los ocupantes eligieron en un comienzo la representación a través de una Comisión -un grupo de 12 vecinos- que ejecutaba el mandato de la asamblea general. Luego de conflictos internos y ciertas atribuciones que se tomaron algunos delegados, desapareció la comisión y se mantuvo la actividad de la asamblea como órgano deliberativo y decisorio.
Un elemento que creó conflictos internos dentro de la ocupación fue la distribución del espacio en la toma, hecho que se agudizó cuando los vecinos lograron cierta regularización de la situación de la tierra ocupada. Aquí los primeros ocupantes denunciaron la acción del municipio que luego de abrir un proceso de reconocimiento de la ocupación con el loteo de los terrenos, promovió la llegada de familias ajenas a la ocupación inscriptas en el registro de Tierras, que no habían participado de la lucha inicial:
Trajeron gente de afuera que estaba en la lista de espera. Nosotros decíamos que tenían que dividir el barrio: una parte para los que tomaron y otra para esta gente. Venían y se te metían y decían “este terreno es mío”. Nosotros decíamos: todo bien pero ¿Quién peleó la tierra acá?, fuimos nosotros y nuestros hijos que nos apoyaron”. (Vecino del “30 de Marzo”).
La experiencia de la toma del “30 de Marzo” marcó el surgimiento de una nueva generación de tomas de terrenos en la ciudad por su masividad, visibilidad y organización, además de instalarse como una experiencia exitosa de la lucha de los ocupantes.
3) Toma del Barrio Santa Clara. La toma en terrenos privados
Este asentamiento surge el 17 de enero de 2009 en terrenos linderos a los barrios Santa Clara y Guido de la ciudad. Un importante número de familias ocupó la franja de tierra que va desde la Ruta Provincial N° 1 hasta la calle Cardenal Cagliero, entre las calles Sor Picardo y Pomona.
Dichos terrenos -algo más de cinco hectáreas- habían permanecido abandonados por décadas en ese sector de la ciudad, sin mantenimiento de sus propietarios ni de la municipalidad de Viedma.
Las familias que iniciaron la toma de los terrenos del Barrio Santa Clara provenían principalmente de los barrios vecinos (Guido, Inalauquen y Santa Clara). Se trata, en su mayoría, de familias de clase media baja y pobres (empleados públicos, parejas jóvenes, etc.) que veían -mientras se profundizaba su situación de precariedad habitacional- amplios terrenos vecinos abandonados, improductivos y sin señalización de sus propietarios.
Otra peculiaridad de esta toma (aparte de su masividad) es que se efectiviza sobre terrenos fiscales y privados, aspecto que colaboraría en la complejidad de la experiencia. En cuanto a las formas de organización, los “tomadores” se organizaron a través de delegados por cuadra que respondían a una asamblea general.
A poco tiempo de producida la toma, la municipalidad y los particulares poseedores de los terrenos iniciaron causas penales por el delito de usurpación contra un grupo de vecinos, lo que aceleró el desgaste y el abandono de la toma de un grupo de vecinos. En este lapso, los ocupantes han contado con fallos favorables y otros adversos, lo que marca la manera contradictoria de resolver los conflictos por parte del estado y la justicia.
Una audiencia en la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Viedma, juntó a las partes (los propietarios, los vecinos ocupantes, el gobierno y la justicia) para avanzar en un acuerdo. Los vecinos reiteraron que pretenden pagar (con facilidades) los costos de los terrenos.
4) Toma del “Loteo Silva”. La resistencia a la avanzada judicial
Este asentamiento surge en julio de 2009 en terrenos ubicados frente al barrio “Loteo Silva”, que según señala la municipalidad –y pese a haber devenido en un basural informal- estaba proyectado como futuro “espacio verde”. Lo inician un grupo de diez familias -la mayoría inscriptas en el listado de Tierras de la Municipalidad de Viedma- que se asientan en una manzana construyendo casillas de madera. Luego, la llegada de una mayor cantidad de familias, obliga a avanzar en la toma de tres manzanas más.
En un primer momento, la municipalidad inicia causas penales y civiles contra los vecinos y la policía avanza en un desalojo violento de las familias que fueron expulsadas del terreno. Allí la justicia dictaminó una medida de no innovar solicitada por la municipalidad en el juzgado Civil N°1, medida que impedía que los vecinos reinicien la toma de los terrenos. Frente a esta situación, los ocupantes armaron un refugio, con chapas y cartones en una vereda lindera al predio ya que por la decisión judicial tenían prohibido reingresar.
En coincidencia con la visita de un grupo de expertos internacionales en la problemática de la falta de tierra y de vivienda que trabaja independientemente como consultores de la Organización de Naciones Unidas, los vecinos aprovecharon la ocasión para reingresar a los terrenos. Allí la municipalidad presentó una denuncia reclamando el desalojo ante el Juzgado Civil N°1 de Viedma.
Si bien esta toma fue judicializada al igual que la del barrio Santa Clara, la estrategia del municipio no logró el mismo efecto. En el “Loteo Silva” los vecinos avanzaron en su reclamo, apelaron los fallos judiciales y permanecieron en el lugar, motivados, también, por situaciones de extrema necesidad.
5) Toma del “1 de mayo” (Balneario “El Cóndor”)
Esta toma se produce sobre tierras fiscales y contó con un fallo judicial en contra, tras una denuncia penal del Municipio. Un grupo de familias (cerca de 20) ocupó un predio abandonado (calles 160 y 146) ante la falta de respuestas del estado a la demanda de tierra y vivienda. Se trata en su mayoría, de familias y parejas jóvenes, principales víctimas de la falta de políticas sociales para los sectores populares. Las inclemencias climáticas durante los meses de invierno, la avanzada judicial y estigmatizante del municipio y su aislamiento geográfico, colaboraron en que fuera prácticamente desarticulada.
6) Barrio “La Unión”
La ocupación (ahora barrio popular) surgió en un amplio espacio que incluía una cancha de fútbol (terrenos del barrio Inalauquen, frente al barrio Guido) y se consolidó sobre los espacios más cercanos a la ruta 1 y a la avenida Cagliero, con varias casas de material, viviendas prefabricadas y unas pocas casillas precarias.
En principio, es visible que esta ocupación está conformada primordialmente por familias jóvenes, en terrenos linderos a los otroras barrios FONAVI (símbolos de una política de vivienda abandonada por el estado).
La toma contó con una importante organización al comienzo de la misma, pero luego, una vez superado el embate criminalizador del estado, los vecinos lograron avanzar irregularmente en las construcciones de viviendas precarias, respetando el espacio de la antigua cancha de fútbol.
7) Toma del barrio “El Progreso”
La toma coincidió con otras en la ciudad, marcadas por la ausencia de políticas públicas para el acceso a la tierra y la vivienda. Como en otros casos, llegaron al lugar un grupo de familias, a las que luego se sumaron otras adoptando la ocupación una forma masiva. Se trata de terrenos ubicados en una ex- cancha de fútbol (club Quilmes) situada en inmediaciones del barrio Gobernador Castello, en cercanías a la Terminal de Ómnibus.
Los terrenos tienen origen privado. Actualmente, los vecinos no cuentan ni con el servicio de luz ni gas, ni tampoco con la regularización de las tierras que habitan. Uno de los problemas centrales de la ocupación, es que se asienta en un terreno inundable. Por esta razón, sus habitantes han sufrido inundaciones y anegaciones, a lo que se suma la falta de respuestas del municipio conducido en ese momento por el radical José Luís Foulkes.
La toma contó con una fuerte organización vecinal, que le permitió avanzar en la construcción de viviendas precarias e instalaciones de servicios de la misma índole. El barrio cuenta con un merendero (El Abuelo Juan) y un grupo de organizaciones sociales que intervienen en él.
8) La “Toma del 2 de enero”
En el mes de enero de 2019, terrenos ubicados en la vera de la Ruta 1, lindante al Prebasural, el barrio Alvarez Guerrero y la U12 (el predio conocido como “Club Fátima), fueron ocupados por más de un centenar de vecinos acuciados por la imposibilidad de acceder a la tierra y la vivienda. Se repite la historia de toma anteriores: la falta de políticas públicas para el acceso a esos derechos y otros fundamentales como el trabajo.
En ese predio (se trata de terrenos privados, inundables y convertidos en basural), los vecinos instalaron casillas y buscaron iniciar un dialogo con el municipio local. Como en otros casos, los vecinos fueron imputados por el delito de usurpación por los propietarios de los terrenos.
La toma sufrió un desalojo violento de las casillas a través de topadoras (23 de agosto de 2019), pero luego la Justicia suspendió la actuación ante un pedido del defensor oficial de constatar la cantidad de habitantes con que cuenta el sitio ocupado. El violento desalojo fue repudiado por los sindicatos de la CGT Zona Atlántica y la CTA Autónoma.
La nueva gestión interina del municipio informó que el uso y aporte de maquinaria al Ministerio Publico Fiscal, fue autorizada de manera inconsulta por el entonces secretario de Gobierno en uso de licencia, Pedro Sánchez, quien dejó el cargo al ser candidato a concejal por el radicalismo.
La toma está habitada por familias de bajos recursos, trabajadores y “changarines”. Personas que suelen quedar sistemáticamente discriminadas del acceso de los escasos planes de vivienda, dirigidos la mayoría de ellos, a las personas y las familias con ingresos permanentes y en blanco. Queda en evidencia que el problema del acceso a la tierra y la vivienda es también el problema del acceso a otros derechos fundamentales como el trabajo formal.
En consonancia con otros casos de ocupaciones de terrenos, los vecinos insisten en establecer un acuerdo con el municipio y los privados para pagar los terrenos con tiempos y facilidades dada su situación social.
Teníamos intenciones de pagar por esto. Obviamente, el Estado tiene que estar presente y darnos una ayuda, facilitándole los medios a la gente, puede hacer un convenio con los dueños y censar a la gente para decirles que tienen que pagar tanto por mes, eso quería hacer la gente”, expresó uno de los vecinos.
Las masivas ocupaciones de terrenos en Viedma revelan una problemática estructural de las sociedades contemporáneas donde la precarización e informalización del trabajo y la expulsión masiva de mano de obra, junto al retiro del estado de sus responsabilidades sociales (políticas públicas para el acceso a la tierra y la vivienda), generan condiciones sociales de extrema vulnerabilidad para un conjunto amplio de la población, que sin otras alternativas, decide emprender una lucha colectiva por su derecho a habitar la ciudad.
Patricio Lobos, Amargas sales