Jan Svankmajer

Soy una mano. La mano es un instrumento. Soy, por lo tanto, un instrumento. Un instrumento para exteriorizar y captar las emociones (no soy, pues, un instrumento de trabajo). En la palma de mi alma están incisas las líneas de la vida. De vez en cuando me sitúo delante de un espejo y leo esas líneas. Hace tiempo que esta actividad perdió para mí el componente narcisista ansioso. Soy una víctima del tactilismo. Tengo demasiadas zonas erógenas para un solo cuerpo. Nunca trabajo, y sin embargo mis dedos se mueven continuamente, incluso cuando duermo. Se contraen, se abren, se entrecruzan y en ocasiones cambian de lugar. De cuando en cuando se esfuerzan por decir algo a los sordomudos que les circundan. Lo más a menudo en vano. Nadie quiere comprender el lenguaje de los signos, el lenguaje no verbal, que sin embargo es el único lenguaje capaz de expresar la polisemia de las cosas y los hechos, pues brota de las fuentes inextinguibles de la imaginación. Para nuestra civilización es una lengua de incivilizados, de psicópatas e inválidos, ya que no se puede sacar partido económico de ella.

Soy una mano con seis dedos palmeados. En lugar de uñas tengo pequeñas lenguas puntiagudas y glotonas con las que lamo el mundo. (Jan Svankmajer, Autorretrato, 1999)

Para el crítico de cine y cinéfilo (tantas veces uno y el mismo) la postura de Jan Svankmajer ante el cine es tan molesta como los resultados de la misma, hasta el punto de resultar más cómodo aislarla, olvidarla o admirarla en la distancia que atreverse a analizarla. Los filmes de Svankmajer tienen muy poca o ninguna relación con el devenir histórico del cine en sentido estricto.

Incluso dentro del propio cine de animación checo, como del cine checo en general, la obra de este surrealista se destaca con una singularidad evidente, absorbiendo lo que le conviene de su tradición a la vez que se aparta de la misma para constituir un universo cinematográfico propio, íntimamente relacionado con sus creaciones gráficas y objetuales. De nada sirve al espectador (y al cinéfilo quizá menos que a nadie) ser un experto en historia del cine o incluso en historia del cine de los países del Este cuando se enfrenta a un filme de Svankmajer. Más le valdría olvidarse prácticamente de todo ello y aceptar que la obra cinematográfica de este es una creación de orden puramente mágico, a la que solo puede accederse por medio de la iluminación…

Leer o descargar “Para Ver Cierra Los Ojos”, de Jan Svankmajer

El principio básico que, en todos los casos, parece mover la creación cinematográfica de Svankmajer es la transmutación de los objetos cotidianos, gracias a las técnicas del cine de animación, en objetos nuevos, a veces amenazadores, a veces divertidos, pero siempre imprevisibles. Así ocurre en Juego de piedras (Spiel mit Stein, 1965), donde simples piedras bailan, se atacan, se funden entre sí, formando figuras siempre nuevas, evocando incluso un rostro arcimboldesco; en El apartamento (Byt, 1968), donde un hombre es atacado en su casa por los objetos más cotidianos; en Picnic con Weissmann (Picknick mit Weissmann, 1968), donde en mitad del campo un gramófono hace bailar con su música sillas, mesas y hasta un traje blanco completamente vacío, excepción hecha de la percha que parece mantenerlo en el aire, culminando la merienda campestre con el macabro hallazgo del cadáver del propio Weissmann, presunta víctima de sus pertenencias animadas; en Una tranquila semana en casa (Tichy tyden v domé, 1969), donde un hombre observa la extraña vida que cobra una casa abandonada a través del ojo de una cerradura; en E l Osario (Kostnice, 1970), perverso documental sobre el osario de Sedlec (suburbio de Praga, donde se encuentra un famoso osario) en el que las calaveras y esqueletos de más de cincuenta mil víctimas de las guerras husitas, que decoran la cripta del cementerio, parecen cobrar vida formando nuevas y fantasmagóricas composiciones; en Jabberwocky (Zvahlav, 1971), en el que mientras una niña lee el peculiar poema de Lewis Carroll, los juguetes amontonados en un viejo armario reviven moviéndose a su aire ante la cámara…

Jan Švankmajer presenta “Hmyz” (Insect), su última película, que se proyectó en la sesión inaugural de la temporada Xcèntric 2019.