Rafael Sandoval A.

La guerra mundial: en todas partes de todas las formas y todo el tiempo…El capitalismo produce para y por la guerra. Su avance, su desarrollo depende de la guerra, es ella la que articula su genealogía, es la línea de tensión principal, su columna vertebral…no es su existencia la que provoca la guerra, existe por la guerra. Y entre las cosas que detectamos en esta nueva etapa de esta guerra capitalista, la que llamamos guerra mundial, persigue ahora la destrucción de un territorio para reconstruirlo. O más claro, desordenarlo para reordenarlo. Si, el capitalismo provoca el caos y de él se nutre…Todos son objetivos militares…En síntesis, la guerra capitalista busca la destrucción/despoblamiento, y, simultáneamente, la reconstrucción/reordenamiento. EZLN. 2015.


La guerra como continuación de la política confronta la idea simplista de reducirla a meramente militar. De esta manera, estamos envueltos en una serie de problemáticas que involucran a un conjunto de conceptos que han sido manipulados por diferentes teorías políticas y sociológicas, sobre todo porque tocamos un campo

en el que los sujetos del capital y el Estado, de acuerdo con sus intereses de clase, llevan a cabo una guerra total con fines de acumulación de capital.

En este sentido, retomar lo acontecido en la historia respecto de la guerra, ya sea guerra de despojo y dominio de territorios o la guerra revolucionaria de los pueblos para recuperar el territorio del que fueron despojados y liberarse de explotación, nos exige debatir y pensar cómo hacer una política revolucionaria.

No hay duda de que en la guerra de dominación lo que se institucionaliza e impone es un sistema de relaciones sociales de explotación (con establecimientos como policía y ejército). Así lo ha hecho la clase capitalista desde su nacimiento, pero desde que logró mundializar las relaciones mercantiles y homogenizar a todos los Estados-naciones en esa perspectiva y luego de dar por agotada la tercera guerra mundial, mejor conocida como Guerra fría, inici lo que los zapatistas han caracterizado como la Cuarta Guerra mundial Contra Toda la Humanidad.

La guerra se convirtió en la forma de hacer política para la acumulación de capital en todo el escenario mundial, la guerra es un recurso permanente del capital para renovarse. Incluso cuando entra crisis diversifica su modo de hacer política por medio de estrategias de contrainsurgencia y contrarrevolución. Esta aparente diversidad de estrategias representa derivas de la guerra total contra la humanidad.

Con todo, la resistencia de cientos de miles de organizaciones y movimientos sociales por todo el planeta, desde sus territorios, nos permite observar que el futuro puede ser un mundo diferente al que pretenden los dueños del dinero, con sus empresas (legales, ilegales, criminales, etc.) trasnacionales, con mandos corporativos, y sus operadores de la clase política que se diversifican en todo tipo de formaciones militares y paramilitares; donde todos juntos diseñan la guerra total a pesar sus posibles contradicciones.

Pensar en lo que significa el genocidio en Gaza, implica considerar que aun con toda la crueldad y terror que se les impone a los pueblos palestinos y otros que habitan en toda esa región del planeta, nos exige también dar cuenta de cómo se está concretando la guerra en todo el planeta. Aún más, cómo se ha dado en todo el periodo histórico que inicio con la llamada Primera Guerra Mundial, de modo que no perdamos de vista que desde hace ya ciento veinticinco años no ha dejado de haber guerra como forma de garantizar la reproducción del sistema de relaciones sociales capitalistas.

Pensar la guerra y el genocidio en Gaza es, también, pensar en los tipos de genocidios que se están dando en todo el planeta: así como en Gaza han asesinado a más de cuarenta mil personas en un año, se han asesinado y desaparecido a un promedio de cuarenta mil personas cada año, durante los últimos seis años, en México; y se han llevado masacres en todo el mundo a la población excluida y marginalizada.

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Ante la guerra que operan el Estado-capital implica, reconocer que se trata de la misma guerra, que es mundial y que es total contra toda la humanidad. Este reconocimiento exige que se dejen de reproducir preceptos de la racionalidad liberal-burguesa, respecto de cómo enfrentar la violencia, exige tomar posturas para debatir y problematizar las estrategias de contrainsurgencia que se están utilizando cómo parte de esa guerra total capitalista; exige también entender cómo logra la clase dominante reproducir sus instituciones para garantizar el proceso de socialización, que hace posible una intersubjetividad dirigentes-sometidos que inhabilita y desarticula la lucha y resistencia, que hoy tiene una versión en la estrategia contrainsurgente en los gobiernos progresistas de izquierda.

Pensar en la construcción de la autonomía como proyecto de relaciones sociales sin dominio, exige imaginar cómo destruir lo que nos destruye. El desafío es saber pensar crítica y radicalmente como sujetos autónomos en potencia. Es decir, otra forma de construir el sentido de la vida, con una forma de hacer política en una perspectiva anticapitalista.

La guerra del Estado de Israel contra Gaza es una guerra contra toda la humanidad para impedir que se instituya un nuevo imaginario social, pretende imponer un sentido que niega la vida, por lo que urge saber y tener presente como el capital se despliega a nivel mundial y no olvidar que el capitalismo siempre es crisis y destrucción, para garantizar su acumulación. Esta es la premisa para pensar en cómo hacer política anticapitalista y en perspectiva de una revolución comunista.